Fotografía de un ataúd durante un velatorio. EFE/Archivo Paco es psiquiatra del Hospital Provincial de Castelló que prefiere
utilizar un nombre ficticio para explicar que lo peor de esta situación
de confinamiento marcada por el coronavirus es la muerte sin
acompañamiento, "un desafío que aún no hemos sabido superar".
En
el centro la vida continúa igual, aunque con más medidas de protección
por parte de los sanitarios, ya que son ellos los que podrían contagiar a
sus pacientes por el hecho entrar y salir del hospital, donde "bajamos
el número de ingresados todo lo que pudimos con altas domiciliarias".
De hecho, el número de ingresados en la unidad de agudos se han reducido de unos 40 habituales a 20 personas.
Para
Paco esto es una situación "como de guerra", y se producen "temores,
angustia y estrés", y asegura que luego habrá que trabajar la angustia
económica, humana y las pérdidas "que esto va a traer", lo que llevará a
más ingresados por la parte psíquica.
Al principio de la
pandemia limitaron las visitas de familiares de forma que solamente
podía entrar una persona siempre que fuese considerada como no
contaminante tras pasar por controles clínicos, "pero finalmente tuvimos
que prohibir las visitas", comenta.
¿Y los familiares? Pues "lo
llevan mal, pero pienso que ellos saben que estamos protegiendo a los
ingresados y hemos aumentado la comunicación telefónica para que puedan
estar más tiempo en contacto".
El Hospital Provincial cuenta con
tres salas en la unidad de psiquiatría, una para pacientes agudos, otra
de media instancia y una de infantil, siendo esta última la que utilizan
como sala de tratamiento y aislamiento de pacientes psiquiátricos en
caso de contagio.
Paco agradece que no se haya producido de
momento ningún contagio, y explica que, para que continúe esta situación
en caso cero, han redistribuido la unidad para que cualquier ingreso en
el hospital pase a una situación de cuarentena durante unos días y,
tras comprobar que no presenta síntomas, pasa con el resto de los
pacientes.
Mientras mantiene una conversación telefónica con
Efe, Paco explica que está en ese mismo momento con un paciente del
centro en su despacho "que no soporta" la cuarentena: "Se ríe mientras
te lo cuento, pero hemos tenido casos de claustrofobia o pacientes
consumidores que necesitan salir a consumir. Vemos que no les entra en
sus conceptos de vida el aislamiento".
Para hacer más llevaderos
los días se han mantenido las actividades de monitorización, así como
charlas y formación, donde todos los pacientes conocen la situación y
las medidas que deben tomar: "Todo se está cuidando, y hacemos
actividades, a veces les ponemos música y ellos bailan con un metro de
distancia, yo creo que posiblemente los pacientes se siente aquí más
protegidos".
Entre los sanitarios se ha creado una web donde
comparten artículos y libros para saber cómo trabajar ante esta
situación, "estamos en formación, ahora funcionamos así", y recuerda que
su hijo a veces le pregunta: "¿No te entra depresión al leer todo lo
que lees?".
El material tampoco es una cosa que les falte en la
zona de psiquiatría del hospital, ya que, explica, "fuimos previsores y
ahora tenemos lo que necesitamos". Por Lydia Ferrando
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