El PP ha empezado ya su particular
campaña preelectoral de la única manera que sabe: insultando, desacreditando y
manipulando con su demagogia y su verborrea, tratando de ofender a nuestro
alcalde con las mentiras a las que nos tiene acostumbrados desde hace tiempo
años. Porque 20 años dan para coger muchos vicios, y parece que en los tres
años que llevan la oposición no se han enterado de que han perdido, y la
humildad y el respeto no brillan como virtudes de un partido que, mientras
gobernó en Segorbe, ha pisoteado y acallado a quienes no agachaban la cabeza o
les hacían la pelota.
Les animamos a que vean el pleno
anterior para ver quién ofende e insulta. Parece ser que el PP puede decir lo
que le dé la gana con total impunidad, pero no soportan que les digan nada que
no quieren oír. Quizá sus delicados oídos no soportan las críticas, pero los
demás debemos de aguantar sus medias verdades y manipulaciones ¿porque tienen
el derecho divino? Su tiempo, sus maneras y su política acabó hace tres años
porque los votantes así lo quisieron; son oposición porque los votantes
castigaron esa actitud y comportamiento prepotente y falso que, impasible el
ademán, siguen ustedes manteniendo en la oposición más estéril que ha tenido
Segorbe en la democracia: una oposición basada en la desinformación, la
imposición, el miedo y el servicio a los intereses personales de unos
concejales más preocupados en ser candidatos y asegurar su futuro personal que
en trabajar para Segorbe. Una oposición que sólo tiene la ideología del personalismo
propio por encima de las personas ajenas. Si usted no es “de los suyos” o les
hace la pelota cada vez que las ve, está automáticamente catalogado como
enemigo y sufrirá su puño de hierro si alguna vez vuelven al poder.
Algo parecido pasa en la política
española, y es que el PP Segorbe no deja de ser la voz de su amo a nivel
nacional o autonómico. Así, se proclaman como mártires y exigen respeto,
mientras ellos se toman todas las libertades para humillar a quienes no piensan
como ellos.
Por eso es tan importante que las
buenas personas sigan en política. Mientras dejemos que malas personas
gobiernen nuestras instituciones y nuestras vidas, estaremos sujetos a su
venganza, al oportunismo, a la iniquidad y a los malos modos que estos
desalmados nos impongan porque tengan el poder.
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