La vida de una persona trasplantada es difícil, pues el
paciente necesitará medicamentos de por vida para bloquear la inmunidad, de lo
contrario el órgano sería rechazado. De esta forma una persona trasplantada
está más predispuesta a enfermar. Y desde el punto de vista metafísico, existen
informes sobre lo que junto a un órgano también se trasplanta, por ejemplo la
memoria, es decir características, facultades, preferencias o temores, es decir
aspectos que el receptor del órgano experimentará tras el trasplante.
Existen informes médicos e interesante literatura que
documentan experiencias vividas por personas trasplantadas, que aportan una
visión más real de qué sucede tras un trasplante de órganos. Una interesante
experiencia vivió la bailarina Claire Sylvia a quien se le realizaron sendos
trasplantes de corazón y pulmón, y tras la operación empezó a tener la
sensación de que no estaba sola. Soñaba con un hombre joven de cabello rubio
rojizo llamado Tim, empezó a tener deseos de beber cerveza, de comer carne y
Fastfood, cosas que antes nunca hacía. Empezó a hacer averiguaciones y
descubrió que su donante de órganos se llamaba realmente Tim, tenía el cabello
rubio rojizo y era aficionado a la cerveza y al Fastfood.
Pero este ejemplo no es un caso aislado. El cardiólogo
americano Paul Purcell entrevistó a más de 100 receptores de corazón, que
experimentaron sensaciones o cambios relacionados con el donante respectivo.
Estos fenómenos vienen explicándose como una consecuencia de la larga duración
de la anestesia o de los medicamentos que reciben los receptores de órganos,
pero no deja de ser significativo que se desarrollen precisamente
comportamientos típicos del donante. ¿Qué explicación existe para tales fenómenos?
Anton Zeilinger, un conocido físico investigador de los
Cuantos escribió: “La información es el origen del Universo, por eso realidad e
información son la misma cosa”. Toda información está registrada en los campos
de los Cuantos y desde allí puede volver a ser extraída. La física moderna
explica que “El receptor del órgano tiene una conciencia totalmente diferente
al donante, la consecuencia es que existen dos niveles de vibración, de modo
que el cuerpo del receptor se empeñará en rechazar el órgano extraño. En la
actualidad desde otras fuentes también se sabe que el alma del donante, a
través de su órgano donado y trasplantado en otra persona, puede actuar a
través de la conciencia de ésta. Lo que puede ocasionar que un receptor adopte
partes de los programas del donante y sufra así una transformación forzada e
inevitable de la conciencia.
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