Manuel J. Ibáñez Ferriol. /EPDA
Parafraseando al gran don Adolfo Suárez González, estamos asistiendo a unos momentos previos a las elecciones autonómicas y municipales que nos dejan totalmente sorprendidos. Explicación. Todo son promesas, ideas geniales, proyectos faraónicos, vamos que de hacerse todo no solo Valencia y la Comunidad Valenciana serían uno de los países punteros de la Unión Europea, sino que el grado de desarrollo general extendido a toda España, nos colocaría por encima de Francia, Holanda, Bélgica o Alemania. Desde luego propuestas no faltan. Pero ¿habrá capital suficiente para ponerlas en marcha? Una cosa es el mundo de las ideas y otra muy distinta como materializarlas. ¿Será de nuevo la variante del virus que podemos llamar “Prometeo”? Vamos a poner los pies sobre la tierra y pensemos un poco.
Un país con miles de parados, con una sequía pertinaz que nos amenaza duramente y que puede hacernos perder cosechas no solo para poder dar alimento a nuestros animales sino a la propia sociedad, con una sanidad revolucionada, con el sistema judicial paralizado, la banca preocupada, el cambio climático que cada vez es más fuerte, con unas elevadas tasas energéticas que fluctúan a capricho no del consumidor precisamente, con una cesta de la compra con precios desorbitados, con problemas en la educación al no reconocer los sistemas de enseñanza concertada y la libertad de elección de centro por parte de los padres, el asesinato continuado de nasciturus, el crimen cometido sobre los mayores no dejando que elijan los cuidados paliativos en vez de la terrible eutanasia, el abandono de huérfanos, el no cuidar a los enfermos mentales, no practicar la limpieza de las calles y plazas permitiendo la proliferación de ratas y otros animales que no son buenos para la salud de los humanos, el abandono del cuidado de los parques y jardines existentes, el descontrol total del tráfico ciudadano … y así toda una gran lista de temas reales que preocupan al conjunto de la sociedad y que no son abordados en los programas que nos van presentando los políticos de cualquier signo.
¿Por qué no aplicar una política justa de vivienda para un derecho reconocido por la Constitución Española? ¿Por qué tenemos unos precios desorbitados tanto en los alquileres como en las compra ventas de pisos y casas? ¿Somos conscientes del gran número de habitáculos vacíos o por terminar y de las personas que malviven en determinados poblados chabolistas? ¿Por qué no dar apoyo real a las personas que necesitan un techo? Seguimos embarcados en la cultura del pelotazo urbanístico. La corrupción no se ha terminado, seguimos ofreciendo jugosas comisiones a cambio de servicios que son inherentes al conjunto de la sociedad. No sabemos embellecer nuestras urbes de forma conveniente. Nos negamos a realizar campañas de concienciación y educación ciudadana a través de los distintos medios de comunicación que son los que nos ayudaran a tener informada y culturizada a nuestra sociedad. La labor educativa resulta fundamental para el desarrollo social. Pero nos negamos una y otra vez a promover acciones que no son nada efectivas. Solo producimos grandes eventos, pero detrás de los mismos no hay nada.
¿Para cuando una política del sector secundario (industria) seria? Una sociedad que solo promueve el sector terciario (servicios y turismo) está caminando hacia el fracaso más absoluto. No podemos abandonar ningún sector estratégico porque hemos dado de lado al sector primario (agricultura, ganadería y pesca) y sin materias primas no podemos desarrollar el secundario. Debe haber un equilibrio. Así conseguiremos avanzar cada vez más y mejor.
Los ciudadanos queremos soluciones no momentos efectivos, porque pagamos impuestos para que se nos atienda de forma conveniente, para que los administradores no solo se llenen los bolsillos de supuestas comisiones, sino que promuevan el bienestar común de todos nosotros. Pensemos bien estos días y obremos en consecuencia. Será signo de que la sociedad valenciana y española ha comenzado a madurar.
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