Jesús PancorboDesde que en Junio de 2020 las máquinas entrasen en el paraje de la Torreta del Pirata, la cantidad de personas que trabajamos para que este bosque con mas de 1000 árboles, casi 200 especies vegetales diferentes y animales tan majestuosos como el búho real o el halcón de eleonor, o tan mediterráneos como el sapillo corredor o la salamanquesa rosada, no ha parado de crecer.
Esta cubierta vegetal con las características típicas del bosque mediterráneo, que disfrutan a diario cientos de vecinos, la quieren convertir en 447 nuevas viviendas con diversas tipologías, que incluye entre otras, bloques de tres alturas más ático, en una zona apartada del núcleo urbano, que aportará 1000 coches con sus correspondientes tubos de escape, a nuestro ya colapsado municipio.
Hay que añadir el agravante, de que el equipo de gobierno (Compromís+PSPV-PSOE), pese a la petición de los miembros del CUMA (Consejo de Urbanismo y Medio Ambiente), no ha realizado un estudio económico previo en cuanto a lo que su mantenimiento y dotación de servicios públicos supondrá. Por no hablar de que la solución que aportan para que al impermeabilizar estas 15 hectáreas de terreno no se inunde más aún el pueblo, (un complejo sistema de drenajes y pozos, rematado por un socavón de 8 metros de profundidad que llaman “balsa de laminación”), acaba de ser refutado por un experto de la Universidad Politécnica de Valencia.
Los vecinos, con el apoyo hasta ahora de un solo grupo político ( EU-Podem ) y de la asciación “Ecologistas en Acció Agró”, estamos hablando claro: se han presentado miles de firmas para que se paralice el proyecto y se proteja el espacio, se han realizado manifestaciones, eventos culturales, itinerarios guiados por el lugar, mesas redondas y el proyecto ha recibido además en los últimos días cientos de alegaciones.
El cambio climático, es hoy ya una triste realidad, y sólo conservando nuestra naturaleza, conseguiremos resistir mejor las nefastas consecuencias que ya estamos sufriendo. Las cuales, impactarán irremediablemente en nuestra salud, nuestra economía y en definitiva en nuestra calidad de vida.
En un momento en el que la Unión Europea está dotando de fondos a sus países miembro para luchar contra el cambio climático, la excusa económica que aduce el equipo de gobierno, es más falta de ganas que un impedimento real.
Queremos el pueblo rodeado por un bosque periurbano, no ser fagocitados por el cemento.
¡Torreta és vida!
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