A las 20:00 horas ha sido puesto en libertad el último de
los activistas detenidos ayer por la acción en la central nuclear de Cofrentes
(Valencia) en la que escaladores de la organización pintaron en la torre de
refrigeración de la central el mensaje "Peligro nuclear". Los 15
activistas y el fotógrafo independiente han permanecido desde ayer en las
instancias policiales y por la mañana pasaron a disposición judicial.
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Tras declarar ante la jueza, los 15 activistas, junto con el
fotógrafo Pedro Armestre, han quedado en libertad con cargos de desobediencia,
resistencia a la autoridad, lesiones, daños y desórdenes públicos, y quedan a
la espera del juicio oral.
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Durante la declaración de los agentes de seguridad de la
central ha quedado demostrada la actuación no violenta de los activistas de
Greenpeace. Según los propios agentes, "la actitud de los activistas no
fue violenta ni agresiva en ningún momento". Uno de los vigilantes jurados
de la central fue mordido por su propio perro y otro se enganchó en un alambre
de espino, por lo que no se produjo ninguna agresión hacia ellos por parte de
ningún activista.
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"Esta acción, como todas las que Greenpeace realiza, ha
sido pacífica y en defensa del derecho al medio ambiente del que nadie parece
acordarse en estos momentos", ha declarado José Manuel Marraco, abogado de
Greenpeace. "Cuando no se tienen argumentos, lo más fácil es caer en
descalificaciones, acusando a los activistas pacíficos de Greenpeace de actos
que nunca han cometido".
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Greenpeace recuerda que fue la propia organización la que,
desde el primer momento, mediante una llamada a la Sala de Emergencias (SALEM)
del Consejo de Seguridad Nuclear avisó de la entrada de los activistas para
efectuar una protesta pacífica en el interior de la instalación.
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La organización ecologista considera muy graves determinadas
valoraciones sobre su protesta, especialmente las del ministro de Industria,
Miguel Sebastián, y las de la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana,
Ana Botella, quien realizó unas declaraciones absolutamente carentes de rigor.
Por ello, Greenpeace exige su rectificación pública.
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Cofrentes, peligro nuclear
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Ayer, a las 6:30 de la mañana, activistas de Greenpeace
accedieron al interior de la central y subieron a una de las torres de
refrigeración de la instalación donde pintaron el mensaje "Peligro
nuclear" y desplegaron pancartas con lema "Cofrentes cierre ya".
Tras esta acción pacífica, Greenpeace pide al Gobierno que no renueve el
permiso de pxplotación de la instalación, que caduca el 19 de marzo, y pide su
cierre definitivo.
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"Greenpeace demostró ayer que no es posible garantizar
la seguridad de ninguna central nuclear y que este tipo de energía implica un
riesgo inaceptable para una sociedad que dispone de otros medios más seguros
para satisfacer su demanda energética", ha declarado Carlos Bravo,
responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace.
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