Sergio López, CEO de viviendea.com Está en boca de todos que las nuevas generaciones tienen un gran desapego a la propiedad y apuestan antes por la experiencia, por vivir, antes que por tener. Lo que antes siempre era uno de los objetivos vitales, que incluso marcaba un estatus social: “tanto tienes tanto vales”, hoy en día no vale para la el milenial, la generación Z o el nombre que le quieran poner.
No compramos contenido, lo consumimos y a por otra cosa. No queremos nada que nos ancle, nada que nos hipoteque. No le damos valor.
En vivienda eso se ha trasladado a que la demanda de alquiler suba, y por lo tanto el precio también, y gane enteros frente a la compraventa. En un país tradicionalmente comprador, cada vez hay más operaciones de alquiler (aunque aún gana la compraventa de forma holgada, poco a poco el alquiler va ganando terreno) Pero, ¿es una tendencia natural?, ¿un cambio de paradigma?, o alquilamos por algo que nos debería preocupar: Queremos pero no podemos comprar.
La prolongada crisis, de la que algunas voces dicen que no llegamos a salir y que ya entramos en otra, trajo bajo su prolongado brazo una oferta lowcost y multitud de nueva economía disfrazada de colaborativa que ha llevado a generar un empleo con una baja remuneración.
No tenemos capacidad de ahorro y no podemos acometer los primeros pagos que exige la compraventa de una vivienda. Entonces nos tenemos que ir al alquiler, que no nos exige tanto ahorro.
Muchos fondos inmobiliarios y promotores han visto la oportunidad y ya están construyendo para alquilar. Algunos promotores para poder dar solución al mercado de compraventa buscan soluciones demando ayudas fiscales o financiación para que el comprador no tenga que realizar un desembolso económico inicial excesivo a la hora de comprar, pero no reciben respuesta. Los partidos políticos, en plena campaña (otra vez) están centrados en los votos, los problemas los resolverán más adelante (o no).
Y al final de todo, las personas, usted, que acude a su trabajo leyendo este periódico, con sus problemas y que duda entre hacer caso a esas personas mayores, que no entendía ni El Principito, y comienza el periplo para comprar una vivienda -suerte-, o se apunta a la moda y se va al alquiler. Y a vivir, que son dos días.
Eso sí, haga números y ahorre, que normalmente se suelen vivir más de dos días, y el alquiler, pese a que los políticos busquen maneras para estabilizar el mercado, va a tener una tendencia al alza en estos próximos años. Y si pensamos más allá de los dos días ¿cómo viviremos nuestra jubilación? ¿De alquiler?
Querer no es poder. ¿Ayudamos a los que quieren? Un pequeño y humilde consejo: “si queremos, se puede”.
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