El Murgui más reivindicativo junto al símbolo de la libertad. FOTO EPDA Querido Dámaso:
De los meses del
año julio siempre me ha estresado. Las personas se ponen nerviosas, ataca el
calor, la falta de vacaciones para los que trabajan y el como un fin de curso
humano que pone a prueba la sensibilidad de las personas.
Este año que no
trabajo en julio, no por tener vacaciones, sino porque estoy en las eternas
vacaciones provocadas por mi desempleo, veo como se acerba el estrés y como transcurre
el mes de julio con extremado nerviosismo y con frenéticas acciones.
Al caos político,
que los políticos no saben cortar, hay que sumar el caos humano de todo lo que
está pasando. Me consuela Joaquín
Almunia cuando lanza el un órdago que dice más o menos “… espero que se coman
sus palabras los que pintan un futuro dantesco…”. No tenemos bastante con seis
millones de parados, no levantamos cabeza con las exigencias de Europa, Bruselas dando un respiro a los
astilleros, la morosidad en las
entidades financieras escalando sin parar.
Los políticos que
no se ponen de acuerdo con la moción de censura, si la hay o no la hay. Los ERE
de Andalucía en la cresta de la ola, las imputaciones (presuntas o sin
presunción) que salen cual rastro de morcillas, las dimisiones que no vienen,
nadie dimite; y lo que es mucho peor, que nadie devuelve nada de lo que no es
suyo.
Dámaso, julio me
agota, pero me agota mucho más la insensatez. Ayer hablaba de la mentira, hoy
hablo de la esperanza que me infunden las palabras de Joaquín Almunia, mañana
quizás hable de aquellos a quien llamo y no me responden.
Futuro “dantesco”
en La Divina Comedia, en el
Infierno, Canto I, entre otras cosas se nos dice:
“Venir
en contra mía parecía,
erguida
la cabeza y con rabiosa hambruna,
que
hasta el aire como aterrado estaba:
y una
loba que por su flacura,
cargada
estaba de todas las hambres
y ya de
mucha gente entristecido había la vida.
Tanta
fue la congoja que me infundió,
el
espanto que de sus ojos salía,
que
perdí la esperanza de la altura…”
Profético fue Dante, en su Divina Comedia. La loba ya de a mucha gente le había
entristecido la vida. Perdí la esperanza de la altura… Dámaso ¿Cómo podemos
perder la esperanza? Pues así
estamos, en junio, julio, agosto…
Seguramente mejorarán las cifras del paro, seguramente tendremos
mensajes de esperanza, probablemente nos dirán que todo esta mejorando, lo más
normal es que “España va bien”.
Pero la verdad será
cruel como “el aire que aterrado estaba”, porque vendrá agosto, sus Señorías
marcharán de vacaciones, la crisis no hará mella en sus salarios, los políticos
seguirán “mal” o “bien” gobernando, pero el hambre seguirá azotando al pueblo,
pobre y desvalido que confía y espera en que alguien resucite al mal llamado
cadáver viviente de una espantosa situación que al igual que un huracán está
recorriendo nuestras vidas.
Mientras tanto
vemos los aplausos, el “amor” que se profesan unos políticos a otros, mientras
los cuchillos afilados aguardan el momento de traspasar al compañero… pero todos
siguen, nadie dimite. Nunca pondría a todos en el mismo saco, aun hay hombres y
mujeres honrados, pero lo que si reclamo es que alguien ponga, infunda
seriedad, para que al menor indicio de “maldad” se ponga fin a la misma.
Dámaso, por hoy acabo ya. El futuro es dantesco, el
presente es tan real como incierto, el pasado no quiero nombrarlo, pero lo que sí exijo es que se acaben “los besos de Judas”, que cada
cual sea del color que sea que se ponga a trabajar, y que a la hora de juzgar
al otro, nos pongamos en su lugar para analizar nuestra trayectoria, mi
trayectoria. Mientras mi camino no sea
tu camino, estaremos viviendo el infierno de la “Divina Comedia”, y
olvidémonos de “mociones de censura”, solo es un momento para apelar a la
esperanza y reinventar el mundo y la sociedad.
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