Juan Cotino. FOTO EPDA Querido Dámaso:
Ya entramos en agosto, vacaciones,
playa, fiestas, verbenas y procesiones. Todo se para. Todo se ralentiza, todo
se ve desde otro punto de vista. Pero este mes de agosto es diferente, entre
tanta fiesta y tanta “marcha” hay quien no pegará ojo por las noches y no será
por la música de la verbena, sino que será por otra música “estridente” que
viene de otros lugares y azota las mentes humanas.
Hoy quiero ensalzar
a Juan Cotino. Al hombre que ha pedido por Registro de entrada comparecer en
las Cortes Valencianas para rebatir “las falsedades difundidas sobre su
persona”. Me parece muy bien y me parece que es todo un ejemplo de cordura
ante la situación política y las imputaciones que estamos viviendo, y lo que
aún me parece más adecuado es la advertencia que lanza Don Juan: y es que está
“dispuesto a emprender cuantas acciones legales considere oportunas contra
aquellos que le difamen y atenten contra su honor”.
Sí señor, todo un
ejemplo de la segunda autoridad autonómica valenciana, dar la cara, y si
“alguien” que no es la justicia, lo está juzgando como no procede, que se atenga
a sus consecuencias.
Lleva ya muchos
días don Juan con una campaña de acoso y derribo, son muchas las veces que ha
visto mancillado su nombre y el de su familia, y sobre todo aun estando en
juego su honra y honor personal, se está atacando a las Instituciones y
Autoridades valencianas. Quizás sea la hora de hacer balance del paso de D.
Juan por los diferentes estamentos valencianos, quizás sea el momento de
recordar su paso por cargos
difíciles y viviendo momentos muy duros de encajar.
Quizás sea la hora
de poner en la balanza de la equidad todo lo bueno que ha hecho por los pueblos
que ha tratado a lo largo de sus años en las diferentes Consellerias del
Gobierno Valenciano.
Dámaso, tú fuiste
concejal y juez de paz: ¿Te hubiera gustado verte en los momentos de angustia
del secuestro de Ortega Lara? D. Juan estuvo al pie del cañón, en esos momentos
y en los de mayor riesgo cuando fue la liberación, con todo lo que entraña esas
horas tenebrosas.
¿Recordamos a
Miguel Ángel Blanco? Todos éramos
el espíritu de ERMUA, todos llorábamos desde nuestra casa, viendo la
televisión… oyendo la radio, pero
don Juan Cotino, estaba allí en primera persona… sufrió esa muerte, otras
muertes y otras amenazas con seriedad, valentía, entereza, silencio y
prudencia.
Fue delegado del
Gobierno, conseller en diferentes departamentos, y a mí personalmente, alcalde
de un pequeño pueblo, jamás me dejó en la cuneta, me arregló caminos, riegos,
conflictos… estuvo a mi lado siempre que solicité su presencia dando categoría
al pueblo y al acto, y sobre todo viviendo el día a día con un alcalde y con un pueblo que jamás
pidió nada para él, sino que todo lo que consiguió, lo dejó en su pueblo.
Así conocí a D.
Juan Cotino, así viví muchos años a la sombra de sus buenas obras, y la única
recompensa que tuve que pagar fueron paquetes de peladillas y turrones que
gustosamente le regalaba a Don Juan y que generosamente él repartía a sus
“compañeros de viaje”.
Lo de la política
de ahora es como la novela: “amar en tiempos revueltos”, julio me estresaba,
agosto es festivo, pero don Juan ha dado un paso adelante. “-Quiero comparecer
en las Cortes”. Ese gesto te honra, ese gesto quizás sirva para que otros
también den ese paso y limpien sus conductas, su conciencia, su imagen y la mala
imagen que percibe el pueblo; y a don Juan le animo de verdad, que lo que haya
de falso en todo lo dicho, que lo lleve donde toca para que el peso de la Ley
ponga la verdad sobre la mentira.
Y como Vd. y yo en
algunas cosas coincidimos acabo la carta a mi querido Dámaso con unas palabras
del Cántico de Zacarías que se hacen realidad cada día en la oración de Laudes
de la Iglesia: “…es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian…”.
Eso es lo que le
deseo de todo corazón, que sea librado de esos odios, porque en tiempos de
corrupción, la maldad es el común denominador de la estafa, la venganza y la
enemistad. Si superamos estas pruebas habremos ganado la batalla de conseguir una verdadera y limpia
democracia. ¡Animo Don Juan!
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