Murgui, junto a la Estatua de la Libertad. FOTO EPDA Querido Dámaso:
Me espanta la
sociedad que hemos hecho. Me aterra la falsedad de algunas personas. Me
inquieta el cinismo de algunos políticos, detesto el enchufismo cuando
concierne y se ceba en analfabetos que suelen ser hijos, sobrinos, ahijados
“de”, o hasta incluso de la misma peluquera del perrito, en el caso de que
tengan perrito o éste necesite de una peluquera.
Todas estas
prácticas me aterran y las detesto, como también detesto y repulso a aquellos
que a sabiendas prevarican, y ocupan cargos públicos en la administración,
cargos que quizás hayan ganado en una añeja oposición que con algún juego de
malabarismo que otro, han
conseguido llegar hasta el cargo que soñaban ocupar.
Todas estas
prácticas que se han llevado a cabo en muchos de los municipios y ciudades que conocemos, y que no hace
falta repetir el nombre, nos han llevado por este nefasto camino, que nos ha
conducido a la pobreza y a la pérdida de los derechos humanos. Todo este
oscurantismo es el mejor caldo de cultivo para que la corrupción y los
corruptos sean la bandera de una sociedad que camina sin rumbo, sin el norte
claro.
Pero la cosa se
complica cuando la libertad de
prensa no tiene “libertad”. ¿Cuántas ocasiones nuestros medios escritos y
digitales se ven obligados a silenciar algunos “temas” que molesta que se
aireen? ¿En cuántas ocasiones después de meditar lo que un periodista profesional
escribe para informar verazmente al ciudadano tiene que cambiar el escrito por
“miedo”, “precaución” u “obligación” para que pueda seguir triunfando el
oscurantismo que hace un momento citaba?
¿Por qué en ese
barco-patera de las corruptelas, suben sin advertir el riesgo, periodistas,
políticos, funcionarios, amigos y allegados? ¿Nadie se da cuenta del peligro
del naufragio? ¿Nadie piensa que puede pasar lo que lamentablemente ha sucedido
en Lampedusa? Si la “patera” de la corrupción se hunde, difícilmente
se van a salvar los pasajeros. Si para cruzar la travesía de la libertad de
prensa, hemos de ir a base de querellas en los Juzgados, a base de insultos con
la boca pequeña, para que lleguen donde hayan de llegar, y con una sobrecarga
de energía negativa que todo lo derriba, flaco favor le estamos haciendo a la
prensa y a su libertad.
En un mundo donde
creemos que todo puede comprarse, en una sociedad plagada de malos “vicios” y
malas “prácticas” y en un país con seis millones de parados, vamos por muy mal
camino, si no empezamos a deshojar la margarita y quedarnos con lo que
realmente es válido y necesario.
Hoy le escribo a
Dámaso, y lo hago pensando en ti Pere Valenciano, hombre que has dignificado la
prensa con categoría, vanguardia y crítica, hombre que con tu talento y buen
hacer has sabido impulsar con rigor los premios de El Periódico de Aquí, y que
próximamente lo celebrarás en el Camp de Morvedre, hombre que has sabido rodearte de lo bueno de la sociedad,
para lanzar en tus escritos, en tu prensa, un mensaje de optimismo, un mensaje de esperanza. No te
sientas malherido ante la NO
libertad de prensa, “la verdad os hará libres” esta frase no es mía, es de otro
GRAN HOMBRE, que lo crucificaron, porque fue el más grande luchador para
impulsar la libertad y acabar con la opresión, y hoy 21 siglos después, la gente aún sigue creyendo en El,
esta frase es de Jesús de Nazaret.
En relación con lo
que estoy escribiendo, aún me vienen a la memoria otras frases: “…Desde el
principio me ungió, y a anunciar me ha enviado, la buena nueva a los pobres, la
libertad al cautivo, dar la vista a los ciegos, y desterrar el castigo.
Proclamar a viva voz, la amnistía del Dios vivo, y dando fin la lectura la
devolvió al ministro. Esto que acabáis de oír en mi hoy se ha cumplido…”
Esa es la tarea de
la prensa y de la libertad: “Anunciar a viva voz”, y si han de caer políticos,
funcionarios, enchufados o amigos, no dudes en dar luz verde a la noticia,
porque si desde el principio no hubiéramos callado, lo más seguro es que el
barco no estaría “tocado” o “hundido”.
Quiero dejar un
buen sabor de boca, al acabar esta carta, te puedes sentir orgulloso Pere, de
que te pase como a Jesús de Nazaret
que dijo: “más en verdad os digo, aquí las puertas me cierran, no he
sido bien recibido, nadie es profeta en su tierra”.
Pero la
satisfacción más grande que es te avalan muchos años de buen trabajo, mucho
sentimiento de transmitirnos la verdad con sabía razón, y que eres valiente para saber marchar por los
caminos que marcan la transparencia, la honradez y el trabajo. El tiempo
siempre es el asesino de los mediocres. Tu prensa es libre como tú, por no
silenciar lo que está a la vista. Los corruptos y sus maniobras tarde o
temprano salen a la luz. Y sé paciente con las querellas que te van poniendo para silenciarte y hacerte perder tiempo y dinero, porque al final la Justicia pondrá a cada uno en su sitio.
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