José Salvador Murgui. FOTO EPDA Querido Dámaso:
El pasado miércoles
el Santo Padre en la Audiencia General del miércoles, en la Plaza de san Pedro en Roma dio al mundo una gran
y magistral lección: “¿Cómo se puede decir que la Iglesia es Santa, si esta
formada por hombres, mujeres, sacerdotes y hasta “Papas” pecadores?”
“Ha existido a lo
largo de la historia la tentación de algunos que dicen: la Iglesia es solo
para los “puros”, para aquellos que son totalmente
coherentes y los demás que se vayan. Eso no es verdad. ¡Eso es una herejía! La Iglesia que es santa, no rechaza a los pecadores, ¡no nos rechaza a
todos nosotros! No nos rechaza porque acoge a todos y esta abierta a los más
alejados”.
“Señor aquí estoy
con mis pecados. ¿Alguno de vosotros ha venido aquí sin pecados? Ninguno. Ninguno de nosotros. Todos llevamos nuestros pecados”.
Duras palabras las
del Papa Francisco. Grandes verdades dictadas en el Evangelio. El Evangelio del
siglo XXI, que casi nadie lee, casi nadie atiende, casi nadie pone en práctica.
Este miércoles pasado ante las más de ocho mil personas que llenaban la plaza
de San Pedro, un papa dice públicamente que “todos somos pecadores: Papas
pecadores, Cardenales pecadores, Obispos pecadores, cristianos pecadores”. Me
conmovió y me asustó este discurso, estas palabras que pasaran a la historia
como la llave que abre la puerta al perdón y a la paz del mundo.
Y yo me pregunto y
te pregunto a ti querido lector que me sigues ¿Cuál es nuestro mayor pecado?
¿Cuál es mi pecado? Es muy sencillo, el mayor pecado de nuestro tiempo es la
falta de amor, la indiferencia, el orgullo, la frivolidad con que tratamos al
otro, CON QUE TRATAMOS A NUESTROS HERMANOS.
“Cuando ames al
DIOS que ves presente en cada hermano, amarás al DIOS que no ves”. Esa es la gran lección que nos da el
Papa FRANCISCO, reconocernos pecadores, reconocernos capaces de ser amados y
perdonados, y sobre todo ese mensaje de esperanza que nos abre las puertas de
una iglesia vieja y caduca que hoy
y siempre tiene un mensaje acogedor, dinámico y grandioso de llevar un reino de
PAZ Y AMOR a todo el mundo, a
todos sin distinción.
Y te vuelvo a
preguntar querido lector: ¿no te tembló la mano cuando firmaste la carta de
despido en el trabajo donde tu eres el Jefe, de aquel padre de familia o de aquella madre soltera, que la
abocabas al abismo del paro o de
dejarlo sin trabajo?
¿No se nublaron tus
ojos cuando movías las fichas y los papeles para arruinar a empresas y a
personas honradas?
¿No se cerraba la
boca, cuando mentías y mentías, diciendo desde la cátedra política, esa que te
prestó el pueblo, “-voy ha hacer
esto o -voy ha hacer lo otro”, y no calculabas que no tenias dinero para
pagarlo?
¿No se te erizaba
el cabello cuando pensabas que con el dinero mal ganado lo podías comprar todo,
poniendo tú el precio de saldo?
¿No oías los gritos
de dolor, ante tanta tiranía al demostrar tu falso poder en detrimento del
pobre menesteroso al que arruinaste con tu astucia?
No fue solo tu
mente la que hizo todo este daño, la mía también es cómplice de esos delitos, porque
juntos maquinábamos el mal, porque no oíamos la voz de la conciencia ni queriamos mirar a la justicia que
con los ojos vendados y la balanza equilibrada no tiene otra misión que poner
cordura donde no la hay.
Hoy un Papa justo y
bueno, nos habla claramente del pecado. De las TABLAS DE LA LEY, que desde tiempos de Moisés a unos
causan risa, y a otros estupor. Pero
como aprendí de pequeño, repito hoy, estos diez mandamientos se
encierran en dos: “AMARAS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS, Y AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO”.
Llego a la
conclusión que hemos dejado de amarnos, salvo que nos pase como a otro santo
cuya fiesta celebramos hoy, San Petronio. No acabaré con el santo, acabare con
Petronio: Gaius Petronius Arbiter, el historiador Tácito se refería a él como el “Arbitro
de la Elegancia”, y en aquellos tiempos en el año 65 lo convirtieron en el
organizador de muchos espectáculos en la corte de Nerón.
¿Hoy quien organiza
los espectáculos? ¿Los TRISTES Y RIDICULOS ESPECTACULOS de las malas prácticas que nos
envuelven a diario? Pon tu el nombre que quieras querido lector, ponlo de verdad, y el tuyo o el mío,
pongámoslos en primer lugar como hizo el miércoles el SANTO PADRE, o como hace muchos años lo hizo SAN
FRANCISCO DE ASIS.
A lo mejor ellos
también son y fueron pecadores, pero pasaran a la historia como un ejemplo, no
como un continuo desatino como hacemos tú
o yo cada día que sale el sol.
Bon día y felicidades a los Franciscos,
Franciscas, Pacos, Paquitas, y como no a los Petronios, el REY DE LA ELEGANCIA.
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