Alicia de Miguel con Salvador Murgui cuando era alcalde de Casinos. FOTO EPDA Querido Dámaso:
Si no se acaba
pronto este mes de julio, va a acabar con nosotros, o al menos conmigo. Esto de
las imputaciones me sobrepasa. Estoy como Alejandro Sanz, con el “corazón partío”. Estaba
comiendo, mirando las noticias, y de repente oigo que Alicia de Miguel deja su
escaño en las Cortes Valencianas, se va a dedicar a su profesión de vocación, la medicina. Piensas ¿por
qué pasa esto hoy día 22 de julio
festividad de Santa María Magdalena? No lo entiendo. Y sigo comiendo.
Me voy a la
piscina, tomo el sol, dialogo con los colegas del baño y vuelvo a casa.
Empiezo a tararear la canción de Alejando Sanz, “Ya lo ves que no hay dos sin
tres, que la vida va y viene, y no se detiene, y, qué sé yo, pero miénteme
auque sea, dime que algo queda entre nosotros dos que en tu habitación nunca
sale el sol, ni existe el tiempo ni el dolor…” Miro en Internet y descubro la noticia a tota página que dice: “el Juez imputa a Alicia
de Miguel por contratos con la trama cuando era consellera de Bienestar Social”.
“Ya lo ves que no
hay dos sin tres…” Alicia, la que
vino a mi pueblo en el año 2002 a clausurar la Feria del Dulce Artesano, vino a
endulzarse, cuando yo era Alcalde de Casinos.
Alicia, la que un
día 16 de julio del 2004 llegó
a Casinos a inaugurar la remodelación de un salón para la tercera edad.
Vino sin avisarme, me enteré que venía cuando bajo del coche oficial y me
saludó, porque el Alcalde del pueblo no se mereció que le llamara por teléfono
con anterioridad para comunicarle que no venía un Director General, sino que
venía la Consellera.
Alicia, con la que
hablé en repetidas ocasiones para hacer un Centro de Día, para nuestros
mayores, y que solo quedó en palabras.
Alicia, la que devolvió a los jubilados de Casinos una rosa del ramo que recibió aquel 16 de julio,
en un cuadro un año después cuando vino a inaugurar otra remodelación de la
antigua casa del médico… Alicia la amiga de Casinos.
“Llévame si quieres
a perder, a ningún destino, sin ningún por qué…” Alicia, hoy presentas la dimisión, pierdes tu
escaño de diputada a Cortes, vas en busca de tu destino, la medicina, y sin
ningún por qué… y de pronto sale la imputación. Dámaso yo me pregunto, “¿Para
qué me curaste cuando estaba
herío, si hoy me dejas de nuevo con el corazón partío…”?
Así estoy hoy, con
el corazón partido. Pero partido a trozos por las diez y nueve operaciones que
llevo. Por sentarme varias veces injustamente en un banquillo para defender mi
honradez como persona y Alcalde de mi pueblo, y finalmente como un parado,
gracias a éste (no) sistema, que han inventado los míos, los humanos, y en el que todos desean todo tipo de suerte
en los juzgados de lo social o laboral ante las demandas que los hombres me han
obligado a presentar.
“Dar solamente
aquello que te sobra nunca fue compartir, sino dar limosna” Así se expresa
Alejando Sanz. Así me expreso yo: ¿Qué estamos compartiendo? La corrupción, el
mal estar, el mal vivir. ¿Qué ejemplo estamos dando? La limosna del desempleo,
del desencanto, del mal social reflejado en una sociedad marcada por el triste
sentimiento de la infidelidad al amor eterno a la dignidad humana, que no se
profesa ni se vive en lo más intimo de las entrañas humanas.
“¿Quién me va a
entregar sus emociones? ¿Quién me va a pedir que nunca le abandone?”, la
limosna, las “tiritas pa este corazón partío…” porque como sigamos así, y se haga verdad la letra de la
canción de que no hay dos sin tres… mal vamos. Este tren de vida, tiene el
freno averiado, y cuando el freno se rompe, el tren descarrila. Corazón
partido. Alicia imputada.
Tristeza de día,
amargura de noche. La fe en la política se derrumba, los mitos se tambalean,
¿será acaso como la Opera en tres actos de Wagner “El ocaso de los dioses”? Ya
he perdido la cuenta, no se en acto de los tres estamos. “Si no lo sabes tu, te
lo digo yo, después de la tormenta siempre llega la calma, pero se que después
de ti, después de ti no hay nada”.
Dámaso, yo se que
después de esto, después de estas
escenas tristes, vendrá la calma, vendrá la regeneración, vendrá cada cual con
su equipaje ligero. Pero hasta ese momento, sufrimos en silencio lo que el
corazón ha visto y no quiere ver. Lo que los labios silencian por no mentir,
“aquel dolor por creer en ti” y sobre todo esa pasión que taladra el corazón por creer, anhelar y
esperar, que la verdad se convierta en realidad.
“¿Qué fue de la
ilusión y lo bello que es vivir?” Dámaso fue un humo que se esfuma, fue la más
dura realidad de un ajustar las cuentas de la justicia con la sociedad. De la
sociedad con sus REPRESENTANTES, el poder soberano que el pueblo eligió. Por
favor, pueblo soberano, representantes elegidos, no nos dejéis el corazón partido. Que el orden sean las notas afinadas de
éste concierto que nos GOBIERNA para que no se convierta en un DESGOBIERNO.
Y Alicia, estoy muy
triste por ti, te deseo que todo te vaya muy bien.
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