El plantel de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? Cuatro nunca ha tenido suerte en su historia con las series de ficción nacionales. Ni antes con producciones como "Gominolas" o las más actuales "Ciega a citas" o "Gym Tony" que ha confirmado el mal atino de Cuatro con sus series y por mucho que se hayan empeñado en renovarla por una 2ª temporada. Pero la suerte ha cambiado. ¿Quién quiere casarse con mi hijo? es el primer gran éxito en ficción de la cadena. Porque no hay que olvidarlo, este programa enmarcado dentro del género del reality show poco tiene que envidiar a otras comedias nacionales.
Estrenado hace justo tres años su 4ª edición se ha hecho esperar, pero un target comercial de telespectadores de lo más interesante para la cadena -gente joven- ha cogido con ganas a la que también es su temporada más surrealista. Cada miércoles, unos 2 millones de espectadores eligen el segundo canal más importante de Mediaset para vivir las últimas nada espontáneas ocurrencias de sus cuatro tróspidos de turno: el cineasta raro, el millonario, el cachitas vanidoso y el gay cariñoso. Y las redes sociales, estallan. ¿Quién quiere casarse con mi hijo? no solo llega a liderar durante algunas franjas de su emisión, sino que arrasa como ningún otro programa de la competencia en las diferentes redes sociales con Twitter y sus TT a la cabeza.
Con ¿Quién quiere casarse con mi hijo? ocurre como con el buen vino, mejora con los años. Y el equipo de guionistas y, sobre todo, de edición del programa lo han hecho posible. Han cogido el truco para montar el programa con guiños, muecas, brillantes silencios e incoherencias varias para que el público se descojone literalmente de las situaciones que se viven en esta serie de Cuatro. Y es que hablo de serie porque es lo que es ¿Quién quiere casarse con mi hijo? Cada semana, cual historia de Ana y Alberto en Velvet, los espectadores andan enganchados para ver comoprosperan las "historias de amor" de estos cuatro casamenteros con sus pretendientas, también cada cual más rara.
Y es que cuesta cree que todo esto ocurra de verdad. La gente no es tonta pero el programa es simpático, hace reír y es lo que importa. Algunas madres sueltan frases dignas de las mejores mofas de las telenovelas malas o algunas situaciones tienen menos de espontáneo y real que (algunas) polémicas de Sálvame Diario. El público, desde nuestras casas, sabemos que la mayoría de lo que ocurre es irreal, que estamos delante de un show televisado, de una serie con un buen guión y una excelente edición (por cierto, brillante cabecera), pero a nosotros eso no nos importa. ¿Quién quiere casarse con mi hijo? divierte y es lo que cuenta. Y en tiempos de crisis es lo que queremos todos. ¡Viva ¿Quién quiere casarse con mi hijo?!... aunque luego ninguna "relación" acabe en buen puerto.
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