Enric Valls, psicólogo.El otro día una madre me preguntaba al finalizar una de mis ponencias:
-Enric, ¿Cómo puedo hacer que mi hija sea el día de mañana más fuerte y se encuentre
empoderada?
No me canso de repetir que la clave para tener una vida completa y repleta de tranquilidad
emocional, está a través de la autoestima. Reconocer la personalidad de cada uno de nosotros,
valorar nuestras capacidades y habilidades, aceptar las limitaciones individuales e intentar
superarnos día a día es fundamental para obtener sentimientos de autonomía e
independencia.
No existen formulas mágicas, pastillas o botones curativos. Existe el autoconocimiento, el
desarrollo personal y la educación.
-Y, cómo podemos fomentar esto, Enric?- respondía muy intensamente la mamá. Pues
aprovecho esta cuestión, querido lector, para que te hagas internamente esta pregunta:
¿Cómo consideras que está la autoestima de tus hijos? ¿Qué crees que puedes hacer para
mejorarla?
Según el reconocido psicoterapeuta canadiense, el Doctor Nathaniel Branden, precursor de
muchas definiciones de autoconcepto y autor, de una gran diversidad de libros de autoayuda,
expone que la autoestima es el sentimiento valorativo de nuestro ser más emocional, de
nuestra manera de actuar, del conjunto de rasgos físicos, mentales y espirituales que
configuran nuestra personalidad.
La literatura científica refiere que la autoestima tiene una alta capacidad de aprendizaje,
adaptación y reflexión (y mucho).
Es a partir de los 5-6 años cuando empezamos a formarnos
el concepto de cómo nos ven nuestros padres, profesores, compañeros, amigos y las
experiencias que vamos adquiriendo.
Cuando un niño tiene una buena autoestima, se siente válido y competente, autónomo,
comprende lo que es importante, comunica y expresa lo que siente y se ve con la capacidad de
relacionarse adecuadamente con sus iguales.
En cambio un niño con baja autoestima, no confía en sí mismo y por lo tanto tampoco en los
demás. Suele tener mucha autocrítica, sentimientos de invalidez, inseguridades, pocas
habilidades sociales, culpabilidad, ira, baja tolerancia a la frustración y en ocasiones desarrollar
conductas agresivas, desafiantes o de riesgo. Esto genera rechazo por parte de los demás:
aislamiento, bajo rendimiento escolar y por lo tanto pueden ser posibles víctimas de acoso
escolar, repercutiendo de forma directa en su autovalorización.
Es importante recalcar que cuando existe más de un hijo en el circulo familiar, tenemos que
tener siempre presente que cada uno de nuestros hijos es único (aunque compartan la misma
carga genética) y que cada uno de ellos madurará y evolucionará física, psicológica y
emocionalmente de una manera propia.
Por lo tanto, debemos de tener esto en cuenta a la hora de relacionarnos con nuestros hijos,
para procurar ser respetuoso con su forma de ser ya que evitaremos así que no condicionen
nuestro comportamiento con ellos.
Lo más importante a tener en cuenta en su educación para estimular su autoestima es:
Favorecer la madurez individual, dedicar un tiempo de juego y conversación por separado con
cada uno de ellos, el tiempo que se le dedique debe ser de calidad: libre de preocupaciones y
centrado en el niño, diferenciar el potencial de cada niño, animar a cada uno a desarrollar ese
potencial (a través de actividades de ocio, académicas, extraescolares...),nunca aplaudir más
las habilidades de uno que de otro, valorar sus cualidades, apoyarle siempre que algo vaya
mal, dejar que tome decisiones y resuelva problemas, reconocer el esfuerzo, interés y atención
puestos, antes que los resultados y un largo etc.
Tener una buena percepción de sí mismo, supone reconocerse como alguien bueno y válido
con virtudes y también con ciertas limitaciones, sin que ello perjudique de forma negativa al
autoconcepto y la propia imagen. La autoestima, tanto por exceso como por defecto, puede
ocasionar o ir asociado a trastornos psicológicos.
Una baja autoestima, según la prestigiosa psiquiatra norteamericana Catherine Cardinal ,suele
estar asociada a dificultades psicológicas tales como ansiedad, depresión, consumo de
sustancias, malos tratos…
En cambio, un exceso de autoestima nos puede llevar según Franois- Lelord a la prepotencia
constante, falta de empatía, egoísmo, narcisismo, o trastornos de personalidad como la
bipolaridad, en casos muy extremos.
Conforme a estos argumentos el psicólogo Roy Baumeister experto mundial en psicología
social y psicología evolucionista, refiere que las personas que padecen un exceso de
autoestima sufren constantemente cuando las tareas cotidianas u obligaciones no les salen
según ellos esperan, provocando así un sentimiento de vacío y frustración muy angustiante.
Así que, querido lector, ya no tenemos excusa para empoderar a nuestros hijos y fomentar la
autoestima de nuestros hijos… y la nuestra.
Enric Valls.
Redes sociales: @tupsicologovlc en Twitter, instagram, facebook. Página web:
www.enricvalls.com
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