Rafa Escrig. EPDA Ayer, andando por la calle, hice el ejercicio de esperar pacientemente hasta que el semáforo se pusiera en verde. Lo hice durante todo el paseo. Fue un ejercicio de paciencia y de buen ciudadano que respeta las normas. Cuando cambiaba el semáforo, yo pasaba despacio, con esa autoridad que te da el creer que estás haciendo las cosas bien y resulta que, entre todas las paradas, había perdido diez minutos de mi preciosa tarde.
Estoy en una cafetería céntrica. Me siento en ese saloncito que hay después de la barra, camino a los servicios. Los bares suelen tener ese diseño: entrada, barra, saloncito y lavabos. El lugar suele ser tranquilo y divertido porque puedes ver el desfile constante de ida y vuelta a los lavabos de todo el que entra. Da para hacer todo un estudio sociológico.
Me pregunto qué pasaría si retiraran todos los carriles bici de Valencia. Si prohibieran las bicicletas de alquiler y la circulación de patinetes. Me pregunto qué pasaría si metieran en la cárcel a todos los grafiteros que pintarrajean las fachadas de la ciudad. Me pregunto qué pasaría si despejaran de vagabundos con perros las calles de Valencia. Y también me pregunto por qué no ponen en la frontera a las mafias rumanas que llenan las ciudades con gitanas pidiendo y robando.
La Luna apareció roja esta noche, grande como un globo. Después se volvió blanca y redonda como un botón de nácar.
Él se llama Quique. Estuvo en las Olimpiadas de México compitiendo en lanzamiento de martillo. Tiene el hombro izquierdo operado como resultado de las sobrecargas y luce en él una cicatriz de veinte centímetros. Aún bucea a menudo en aguas de la isla. Ha recorrido medio mundo embarcado como cocinero. Su tasca es su refugio. Su mujer, le llama el zulo. Ponen música clásica por la tarde y se sientan en la entrada.
Ayer leí, “incredibilidad”, y me di cuenta de que el idioma todavía se puede complicar mucho más, si decimos cosas así, por ejemplo, momentaneidad o convencionalidad. Por otra parte, hay hablantes que opinan que se debería eliminar del lenguaje escrito, los acentos, las haches y las uves. Supongo que esto es por pura vagancia intelectual.
Hay días en que alguien borró de tu alma los problemas y ves sólo lo bello. Será por esa música que suena en el café, será por el café mismo, será por este sol de diciembre. Hay días que deberían durar meses. Ya no quedan en Cuba las glorias que antes hubo, me cuenta mi amiga May. Se murieron Compay y Celia Cruz.
Ya no quedan grandes en la música, nos pasó Puerto Rico. La gente se murió o marchó a Estados Unidos. Sólo nos queda el récord de altura de Javier Sotomayor y el recuerdo de aquellos tiempos.
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