Vamos a hablar hoy de un
colectivo que también merece nuestra atención. Es cierto que,
parece que hoy en día, son varias las medidas que una persona
drogodependiente tiene a su alcance para salir del bache en el que se
encuentra inmerso. Sin embargo, no funciona tan bien en la práctica.
Existen charlas de
prevención que, desde nuestra opinión, no disponen de suficiente
difusión y canales para emitir su mensaje. Por otro lado, la
prevención debe hacerse a edades cada vez más tempranas, ya que si
contrastamos la información con el centro de salud y las urgencias
de los hospitales, nos dice que la media de ingreso de los
adolescentes son los 11 y 12 años de edad.
Sabemos que es un tema
complicado porque a veces los padres no lo ponemos fácil, creemos
que eso no va con nosotros o que no afectará a nuestros hijos, solo
a los demás y nada más lejos de la realidad.
La costumbre de beber
alcohol en las celebraciones, por ejemplo, es un acto social
perfectamente aceptado e incorporado a nuestras tradiciones; bebemos
en los cumpleaños, en las fiestas, en Nochevieja y en las reuniones
familiares con total normalidad. Incluso las empresas de alimentación
nos ofrecen bebidas "de imitación a las alcohólicas" para
que nuestros hijos puedan brindar también con nosotros y, de alguna
manera, practicar para después.
Esa forma de perder el
miedo y de habituarse a nuestras costumbres también la extrapolan a
otras sustancias y cada vez más pronto empiezan a consumir por
primera vez alguna droga. Esto no quiere decir que todos vayan a
terminar enganchados, ahí intervienen muchos factores pero ¿qué
pasaría si lo hicieran?
Cuando un menor empieza
a consumir de forma habitual y empieza también a aumentar sus dosis,
pasa un tiempo considerable hasta que los padres nos percatemos de la
situación y empecemos a ponerle remedio. Si además el niño pasa de
los 18 años, la cosa se complica porque las instituciones a las que
podemos recurrir siempre ponen alguna condición, por ejemplo, en
proyecto hombre los pacientes deben ir siempre acompañados por
alguien, su figura de refuerzo y en los centro que dependen de unas y
otras religiones, hay que acatarlas para poder acceder.
Todo esto nos lleva a
uno de los casos más duros que hemos tenido oportunidad de conocer.
Se trata de un joven que fue drogodependiente, que se estuvo tratando
con metadona gracias a la Cruz Roja y que terminó con éxito dicho
programa. Ahora cuenta con treinta y pocos años y está en la calle
porque no hay nada más para él; no hay ningún organismo de
reinserción, no hay pisos tutelados, no hay oportunidades laborales,
no hay nada.
Estos jóvenes que ya
han superado su prueba se encuentran desamparados y sin recursos; por
un lado está la calle de la que proceden, una vida que conocen y de
la que han conseguido escapar, pero por otro lado está la
indiferencia, la impotencia, las puertas cerradas de la vida a la que
quieren entrar como personas rehabilitadas.
Comprobamos con gran
tristeza que nuestra sociedad no deja sitio para estas personas, no
concede segundas oportunidades y eso les relega al único lugar que
sí conocen, a volver al agujero del que tantos esfuerzos les ha
costado salir.
Desde ACTUA Torrent
queremos hacer un llamamiento al ayuntamiento para que medie en esta
situación y pongan en marcha mecanismos que puedan evitarla. Todos
nuestros vecinos son importantes. ACTUA.
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