Imagen del cocinero valenciano Ricard Camarena en su casa de Barx. EFE/Camarena El cocinero valenciano Ricard Camarena asegura que el cierre de sus
restaurantes y el confinamiento le ha ayudado a apearse de "un tren que
no paraba", y se muestra convencido de que "nos está haciendo mejores en
muchos sentidos" y, en el caso de la gastronomía a mirar "un poco más
cerca", en la producción de proximidad a la hora de construir y generar
una cadena de valor.
El pasado 13 de marzo Camarena anunciaba,
junto a su amigo Quique Dacosta, el cierre temporal de todos sus
restaurantes en España, adelantándose 24 horas al decreto oficial del
estado de alarma, a pesar de que las reservas en los restaurantes
estaban completas en plena temporada de Fallas. Una decisión que
adoptaron por "responsabilidad social" ante las noticias alarmantes.
Ese
mismo día se trasladó con su mujer y sus dos hijos a su casa en su
localidad natal de Barx, un pequeño municipio del sur de Valencia
ubicado en plena montaña, a pocos kilómetros de la costa, donde pasan
todo el tiempo libre que tienen, que no es mucho, señala en una
conversación telefónica con EFE.
Asegura que vive la situación
con una resignación "positiva", ya que se ha dado cuenta de la falta que
le hacía "parar un tiempo", apearse de un tren "que no paraba" y
dedicarse a su familia. "He pasado más tiempo este mes con mis hijos que
en los últimos tres años", agradece.
Sobre la repercusión de la
crisis sanitaria en sus empresas (cinco restaurantes, entre ellos el
Ricard Camarena Restaurant, dos estrellas Michelin) dice que en estos
momentos "no tiene sentido preocuparse" y lo que realmente le "roba el
corazón" es el sufrimiento y las muertes que está dejando la pandemia.
Como
la mayoría de restaurantes, se ha visto obligado a aplicar un ERTE a su
plantilla de 97 trabajadores, y sobre el futuro de su empresa señala
que adoptará las decisiones "cuando las tengamos que tomar y todo
dependerá de la situación que se genere cuando pase la crisis
sanitaria".
"Todos tendremos la necesidad y la obligación de
tirar adelante a nivel económico, generando empleo, el que tenemos y a
poder ser más", asevera el prestigioso chef aunque, a su juicio, sobre
todo va a haber "una concienciación colectiva que antes no teníamos tan
asimilada, y que nos está haciendo mejores en muchos sentidos".
Se
muestra convencido de que esta situación va a dejar poso y celebra que
nos estemos acostumbrando y asimilando "de manera muy normal" cosas que
antes no considerábamos necesarias.
Esta crisis, añade, ha puesto
además en su lugar a las personas que son realmente importantes en la
sociedad, en referencia a los sanitarios y a los suministradores de
productos, y defiende que hay que darles el reconocimiento que merecen.
"Hace
muchos años que estoy diciendo que los cocineros tenemos una
importancia excesiva y que no hay ningún motivo para ello", afirma.
También
cree que tiene que abrirse una reflexión en la gastronomía, a "mirar un
poco más cerca a la hora de construir y generar una cadena de valor" y
optar por la producción local y de proximidad.
Sobre cómo va a
salir el sector de la crisis, considera que es una incógnita que ahora
mismo no quiere ni plantearse y lamenta: "No sé si podremos abrir,
cuándo, ni si merecerá la pena hacerlo".
Es consciente de que la
restauración, la hostelería, los hoteles y todos los servicios que se
generan a su alrededor van a ser los más afectados, y espera que las
decisiones que se adopten lo tengan en cuenta.
No lo expresa como
un reproche sino como una consideración porque, precisa, fue el primer
sector que cerró y aunque el ERTE cubre el gasto social hay otro fijo
que se siguen manteniendo, como el pago de alquileres de locales, luz,
gas y agua.
Prefiere no pensar en el futuro, sino en el día a
día. En su caso el trabajo ha pasado a un segundo plano ya que siente la
necesidad de "estar recogido y que las cosas que haga tengan una
repercusión en mi entorno más cercano".
Además de la familia,
que centra ahora toda su atención, ha organizado un concurso de cocina
para los niños del pueblo y ayer sábado hizo un taller de cocina virtual
para los vecinos de Barx con platos típicos de Pascua en esta zona.
"Ahora
quiero ser pequeñito", bromea, y ya llegará el momento de volver a
"exponerse" y hacer cosas a mayor escala. Pero asegura que lo hará con
otro espíritu. Por Eva Batalla
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