José Salvador Murgui. FOTO EPDA Rita no ha muerto.
Hoy ha sido un día duro. La primera noticia del día me ha dejado sin
palabras. El día de antes la vimos entrar en el Tribunal Supremo, sumida
en la más absoluta soledad. Rita con un leve sonrisa saludaba a los
medios de comunicación, pero Rita caminó sola a dar la cara por una
denuncia más.
¿Que más da una denuncia más o menos? Si al final nadie denuncia,
nadie censura, nadie hace nada, nadie da disgustos, nadie es culpable de
nada. Nadie. Estas cosas pasan solas y nadie acusa con el dedo. Lo
cierto es que cuando te ves envuelto en un "lío" de las magnitudes que
nos ocupa el único fiel acompañante que te queda es la soledad.
¿Qué castigo severo merecer un servidor del pueblo sobre el que no
pesa la presunción de inocencia? El de tener que soportar que todos
digamos lo que se nos antoje sin piedad y con arrogancia. Que pena tener
que pasar por estas situaciones que se han convertido en tan normales.
Y es tan normal, que podemos seguir juzgando hasta después de la
muerte. Triste pero real, triste y Rita muerta. Todos fuimos algo
"Judas" algo "Pedro" todos la negamos... Lo negamos, todos juntos ...
Todos opinamos. Es tan difícil callar.
Pero Rita tu has sido grande, tendrías tus defectos, pero también
tenias tus virtudes, la más grande que tenias es que amabas tanto a
Valencia que Tú eras Valencia, la llevabas en tu corazón. Y eso hace
posible que aunque el tiempo devore la historia tu nombre permanecerá
vivo en el Cap i Casal. ¡Que nadie se alegre del día de las alabanzas!
Hoy ¿cuánta tinta se ha gastado para expresar el respeto a Rita Barberá?
Ayer ¿cuántos titulares de prensa se escribieron para resaltar su
corrupción o mi corrupción? Pensemos con sinceridad y con tristeza las
situaciones que arrastran nuestras conductas egoístas ante hechos
vividos como el de hoy.
Rita, no hay palabras, no necesitas minutos de silencio, las flores
sobre tu silla, las velas a la puerta de tu casa, las lágrimas de los
que quisimos nada pueden hacer por devolverte la vida. Tú y tu soledad
has emprendido el más largo viaje, el que nunca hubieras tenido que
recorrer así.
Rita Barberá, tú sigues viva en tus obras de Valencia, y seguro estoy
que cuando llegues a la Gloria, porque este año es el de la Misericordia
no te verás desamparada en el más alto tribunal, en el Tribunal de Deu.
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