Jordi escucha a Don Emilio este sábado en La Noria. FOTO TELECINCO.ES
No pude ver el ¿documental? ¿docushow? 'Don Emilio Rodríguez Menéndez', que Telecinco emitió el pasado miércoles y que siguieron más de dos millones de personas. Pero, como si pasas más de dos horas viendo esta cadena, es imposible no conocer todas las polémicas suscitadas en algunos de sus programas, es como si lo hubiera visto.
Don Emilio vuelve con fuerza por Navidad para ajustar cuentas contra sus enemigos que, por lo visto, son legión. Pero, ¿quién es este personaje para que una cadena tan importante como Telecinco haya firmado con él una cláusula de exclusividad para aparecer durante no sé cuánto tiempo en sus distintos espacios del corazón, de las vísceras y de la política de bajos fondos, esto es, 'Sálvame', 'Sálvame Deluxe', 'Enemigos Íntimos' y 'La Noria'?
Don Emilio no sólo ha vuelto para hundir a su ex Mila Ximénez, retirada un tiempo de la televisión ante la náusea y el miedo que le producen el sujeto; a los periodistas del corazón Karmele Marchante, Lydia Lozano, Ramón Bermejo y Belén Esteban; a su ex novia Malena Gracia, a quien le hizo una cámara oculta ejerciendo de prostituta para publicarlo en una revista, 'Dígame', que no debería haber existido aun sacrificando la pomposa libertad de expresión que todo lo permite; o a la ex novia de su hijo, que el viernes sufrió un ataque de ansiedad por el terror que le produce este personaje. No. Don Emilio se burla de todo y de todos, inmunemente. Y ha vuelto para ajustar cuentas con altos cargos del PSOE, a quienes acusa de estar detrás del montaje del vídeo sexual que intentó hundir al director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. Se refiere, sin nombrarlo, a Alfredo Pérez Rubalcaba.
Pedro J., con razón, ha cargado duramente contra Telecinco por dar cobertura a un personaje siniestro, fugado de la justicia española, quien se está permitiendo el lujo de poder atacar a quien le da la gana, incluso a los conductores de los programas de Telecinco y sus colaboradores, que también dan pena y producen vergüenza ajena por participar de este circo, en el que el peligroso payaso de Don Emilio ha marcado previamente las normas. No es admisible que un señor que ha sido condenado por aquel vídeo infame, que entraba en la intimidad de un periodista sólo para aniquilarlo profesionalmente, vuelva de nuevo por aquellos fueros. Si detrás de aquello había más personas, ¿por qué no lo denunció en su momento? ¿Por qué remover algo, muchos años después, que pretende dañar la imagen de Pedro J.?
En 'La Noria' de este sábado pasado, Don Emilio estuvo a punto de levantarse y marcharse del plató improvisado en su guarida de Argentina porque no le gustaban las preguntas de Jordi González, o se permitió el lujo de insultar a Pepe Calabuig, sin duda de los mejores periodistas del corazón de España, una persona educada, formada y que no entra en los lodazales en los que se zambullen con frecuencia el resto de periodistas. Un nuevo gesto de prepotencia del prófugo, quien se ha permitido el lujo de pactar los temas a tratar con la productora 'La Fábrica de la Tele', dejando a los presentadores y colaboradores de los programas como impotentes gilipollas ante un personaje que se lo debe pasar en grande ejecutando su venganza y llenándose los bolsillos para cuando vuelva a España.
Puede que a la televisión de Paolo Vasile Don Emilio le reporte a corto plazos buenos datos de audiencia, pero esta estrategia de cruzar todos los límites es pan para hoy y hambre para mañana, puesto que una televisión seria, aunque su apuesta sea el 'show' y el entretenimiento, no puede dar tal cobertura a un personaje de esta calaña. Simple y llanamente corre un serio riesgo de que la audiencia acabe dándole la espalda. Y de que algunas de sus estrellas acaben yéndose a la competencia.
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