Jaime Navarro A
fuer de serle sincero a vuesa merced ha muchas noches que casi no pego ojo
desde que supe por mi vecino el barbero que conoce usia, y de buena tinta, que
los potentados de nuestra tierra sí es preciso prestos andan a salir volando
sin rumbo pero hasta las mismísimas estrellas. Y sopese que de tantas andanzas
con mi señor Don Quijote, el de la triste figura, más que acostumbrado y
escarmentado anda ya uno a escuchar y sufrir las más temerarias fantasías,
caprichos y calamidades que por su endiablado ingenio fabule.
Más
bien mirado no merecemos que nadie nos abandone y menos de aqueste desventurado
modo, y aún menos todavía los señores principales que con tanto donaire calzan
y visten y tanto brillo nos dan a nuestro pequeño mundo, pues que sí tal fuga
estelar llegara a darse doña Yolanda...a quién serviría entonces su señoría...?
Que todos nacimos, según su linaje, bien es verdad que para ser criados o para
entrar al servicio de alguien más principal que nosotros. Yo a las órdenes de
mi señor, como es bien natural y bien de todos conocido, y vuesa merced del
famoso gerundense que en Flandes anda huído.
Andese
pues presta vuesa merced a sus gestiones y decretos de gobierno, y a los arduos
despachos y mil audiencias que tantas horas y tantos desvelos procuran, y no
nos venga después además a fablar que solo los moradores de los pueblos
pescadores y marineros, por su vecindad con el mar pues del tal horizonte bien
saben, se inspiran y hasta conocen.
Que
yo la invito a que nos acompañe al menos una jornada, sí sus muchas y altas
ocupaciones se lo permiten, y le dispensa su tanto empeño y su tal fama europea
en acicalarse, y de aqueste modo junto a mi señor don Quijote y a aqueste
humilde servidor suyo que lo es, verá que aquí también en esta vaciada meseta,
en este bendito y tan
olvidado rincón de Dios que todos le dicen La Mancha, pues bien largo y bien hondo
que nos embarga y refulge como el fuego y el oro nuestro inseparable horizonte.
Nihil obstat del gerundense. Se entiende.
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