Verónica Alarcón. EPDAYa hace dos años desde que, como padres, tuvimos que entrar en el estresante proceso de elegir colegio para nuestro primogénito que cumplía los tres años justo al tiempo en que Conselleria abría el plazo de admisión en los centros públicos y concertados. Hasta aquí todo bien, la angustia llegaría en junio con la baremación de puntos.
El 25 de mayo ya es una fecha que está marcada en el calendario de la siguiente remesa de familias que se enfrentan este año a una de las decisiones que mayor impacto tendrá en la educación de sus hijos. Además, este movimiento también afectará a la economía y la organización familiar. Muchos sacrificarán gran parte de sus salarios en aras de una educación privada, mientras que otros tendrán que madrugar para meter a sus hijos somnolientos de manera apresurada en el coche para llegar a tiempo su escuela ideal de la muerte, pero lejos de casa.
Al tiempo que los centros privados presumen de nuevas tecnologías, sus programas bilingües, instalaciones de ensueño y menús bio, los públicos y concertados agonizan para poder atender a todas las peticiones basándose en la cercanía, la defensa de la educación universal, la inclusión, la formación en valores y otros eufemismos varios.
Nosotros teníamos claro que la escuela perfecta no existe y que la educación viene de casa. También sabíamos hasta dónde podíamos llegar económicamente y que lo fundamental para el desarrollo del niño es su bienestar emocional que pasa por un equipo docente comprometido que no le abandone en ninguna etapa educativa en beneficio de los rankings, evitar atascos y el regalo del día de la madre, un ‘must have’.
Una vez hecha la elección, entrar o no sólo dependerá de la suerte que tengan con el apellido, sino también de cómo se las ingenien las familias para conseguir el mayor número de puntos: mentirijillas en la Renta o empadronamiento en casas de otros familiares son las triquiñuelas más comunes. Nuestro hijo entró porque hubo bajas. Les deseo la misma suerte a todos los papis y mamis legales. Alea iacta est.
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