Sonia Casaus.El
socialismo denominación de origen de Burjassot, muestra síntomas de
fatiga y “hundimiento” tras cuarenta años en el poder, con la
única excepción de los tres años de alcaldía que le regalaron al
independentista Jordi Sebastià, llevando al ayuntamiento a la
parálisis más absoluta, con el apoyo cómplice de Compromís.
El
“primer golpe en la línea de flotación” del gobierno bipartito
vino por parte de la Fiscalía Provincial al abrir varias líneas de
investigación, a instancias del Partido Popular, sobre pagos por
contratos irregulares a 10 empresas, con las que el ayuntamiento ha
mantenido relación empresarial; obras y servicios relacionados con
la ingeniería, construcción y consultorías.
La
Fiscalía también ha abierto diligencias sobre un asunto relacionado
con las Ferias de Navidad en la que presuntamente se cometieron
varias irregularidades y que tiene en vilo a algún concejal de la
guardia pretoriana de Rafa García.
En
jaque se encuentra también el Instituto Municipal de Cultura y
Juventud de Burjassot, investigado por presuntos pagos y contratos
irregulares a empresas de familiares.
A
esto hay que sumarle la crisis a nivel local, ocurrida después de la
dimisión de la ya exconcejala socialista, Laura Espinosa,
denunciando el cese del contrato con el gabinete psicopedagógico.
Esta decisión del alcalde ha dejado a miles de niños y jóvenes de
7 colegios sin este servicio imprescindible, a 3 meses de finalizar
el curso escolar.
Otro
“boquete” que tiene abierto el alcalde, Rafa García, es su
situación dentro del PSPV y que está afectando negativamente a
todos los burjassotenses. Su maniobra contra Ximo Puig se saldó con
una derrota contundente de Rafa García en unas primarias en las que
este último contaba con el apoyo velado de Ferraz. Las consecuencias
de la lucha Puig-García las hemos visto en el último presupuesto en
el que no se reflejan las inversiones necesarias para Burjassot y en
la promesa incumplida de soterrar el metro a su paso por Burjassot.
Con
este panorama, el alcalde esta dejando nuestra ciudad “encallada”.
En estos 2 últimos meses ha eliminado servicios básicos para el
buen funcionamiento de nuestro pueblo y que perjudican directamente a
los vecinos: no tenemos personal que conceda las licencias
urbanísticas y de aperturas de negocios, ha cesado también al
encargado de supervisar los parque y jardines, se acumula la basura y
los trastos en nuestras calles, etc. Además hay que sumar el
abandono total del gobierno del Titanic, como bien lo define Isabel
Bonig, a Burjassot.
La
suma de todo lo anterior, hace que el horizonte electoral para las
próximas municipales de 2019 se le complique a Rafa García, que
está paralizado para no desgastarse y esperando una llamada de su
“amigo” Pedro Sánchez para huir a Madrid y “abandonar el
barco” del socialismo burjassotense que hace aguas por todos lados.
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