Paco Gómez. EPDASe queda!! Esta es la respuesta a la pregunta que todo el mundo se hacía estos días después del anuncio del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre si valía la pena soportar el acoso que sufren a diario, tanto él como su familia desde hace años, y quedarse; o marcharse. Después de 5 días de reflexión e incalculables muestras de apoyo y solidaridad (y lo contrario), la respuesta a la pregunta se resolvía el pasado lunes 29 de abril: ¡¡Se queda!! ¡¡Continua!! Lo que sí esta claro es que después de su anuncio, y de su carta a la ciudadanía, se ha abierto un tiempo de reflexión que el propio presidente ha iniciado. ¿Vale todo en política?
Porque a primera vista parece que las personas que han decidido convertirse en servidores públicos, y dedicar el mayor tiempo de su vida a la política, no sean personas, y que ni sientan ni padezcan, y eso no es cierto. Al final se demuestra que todos somos personas, que todos tenemos fortalezas y debilidades, y que también tenemos límites, porque somos personas. Lo que le ha pasado a Pedro Sánchez estos días es un caso más (multiplicado por mil por ser el Presidente del Gobierno) de lo que diariamente sufren y tienen que aguantar miles y miles de servidores públicos que están en los ayuntamientos, ya que son la primera puerta a la que llaman los vecinos para quejarse, porque el 90% de las veces es eso, una queja. Si además consentimos que se justifique el odio, la insidia y la falsedad para estos ataques continuados contra las personas, es cuando una persona se replantea si seguir o no dedicando su tiempo a estos menesteres, si merece o no la pena continuar.
Por eso a veces, hay que parar para continuar. Si lo hacemos nosotros, ¿por qué no lo puede hacer un presidente? ¿O es qué él es “menos persona”? En un tiempo en el que nos “llenamos la boca” con el tema de la salud mental, creo sinceramente que lo que ha hecho Pedro Sánchez, parar unos días y reflexionar, es una acción que deberíamos de hacer muchos de nosotros para valorar lo que hacemos. Y seguramente muchos, sin parar, la hayamos hecho.
Lo de “en política se viene llorado de casa” seguramente sea una de las peores afirmaciones contra una persona que he visto en este mundo de la política, y a los que nos ha tocado vivirla en primera persona, ¿nos convierte en malos servidores públicos? Pienso que no. Porque esto no es cuestión de ideologías. Porque estamos hablando de respeto, de dignidad, y estamos hablando de personas.
Creo sinceramente que lo que ha pasado estos días debe de marcar un antes y un después. Debe de hacer replantear estrategias, de seguir el debate legítimo de las ideas, de las opciones y las opiniones políticas, pero sin perder nunca el respeto y las formas. Es más que necesario bajar esta crispación que en la política se está viviendo, evitar la política del fango. Y si conseguimos acabar con todo eso, tengo claro que seguiremos avanzando como sociedad.
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