Proteger la montaña de Romeu, esa es mi intención como
alcalde de Sagunto y como vecino de este municipio. Garantizar la continuidad
de Lafarge y de los cientos empleos que dependen de esta empresa es mi
intención. Es una obligación que me he impuesto porque, ante todo, protegiendo
Romeu preservamos nuestro entorno medioambiental más próximo. Pero, como
alcalde y como vecino, también debo velar porque las empresas sigan con
nosotros, mantengan los puestos de trabajo y sigan creando riqueza en nuestra
ciudad. A eso me comprometí en su día y a eso sigo comprometido: proteger un
espacio como la montaña de Romeu al tiempo que se le da continuidad a la
empresa Lafarge que da empleo a muchas familias de nuestra ciudad.
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Para llegar a Romeu antes debemos garantizarnos cómo hacerlo. Para
proteger un entorno natural, antes debemos asegurarnos que podemos hacerlo. De
nada sirven eslóganes llamativos, frases sensacionalistas pidiendo la defensa
de la montaña de Romeu si antes no ponemos en marcha un protocolo consensuado
con quienes tienen los derechos mineros en la zona. Si de verdad lo que
queremos es preservar ese espacio, lo primero que deberemos hacer es llegar a
plasmar por escrito a qué nos comprometemos y a que se compromete Lafarge, con
diálogo, pero defendiendo los intereses de nuestros vecinos, de todos los
vecinos.
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De las 95 hectáreas que conforma actualmente la montaña de
Romeu, mi pretensión es que la empresa Lafarge se comprometa a crear un espacio
natural que llegue hasta 235 hectáreas, es decir, casi tres veces más, que lo
amplíe con la montaña de San Cristóbal y que sufrague los gastos para mantener
ambos parajes protegidos. Que nos construya un gran proyecto medioambiente en
la cantera del Salt del Llop (actual cantera) y convierta toda esa zona en un
lugar para el uso y disfrute de cuantos quieran visitarlo. En definitiva que,
donde hoy en día existe una cantera lo convirtamos en un paraje natural. Que
donde predominó el color marrón, producto de la extracción de las piedras,
impere el verde de los árboles y la vegetación con un proyecto singular para
disfrute de la ciudadanía.
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El asunto es complicadísimo en lo jurídico-legal, puesto que
hablamos de interpretación de derechos. Y en ese campo, siempre es mejor un
acuerdo entre las partes que pleitos que pongan en entre dicho todo lo que nos
jugamos: el empleo, el paraje natural, el proyecto singular de restauración,
San Cristóbal, o la continuidad de la empresa que da estabilidad económica a
cientos de familias. Es algo que estamos dispuestos a conseguir, como también
estamos dispuestos a que la empresa Lafarge siga teniendo en nuestro municipio
continuidad.
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Y así me comprometí entonces y ahora con mis vecinos, con la
empresa y con sus trabajadores. Porque a estos últimos, a las personas que
directa o indirectamente viven de la actividad de Lafarge, también hay que
tenerlos en cuenta. A quienes diariamente ocupan sus puestos en la factoría, en
la cantera, a los camioneros que transportan el material desde la cantera a la
fábrica, a los que transportan el cemento hasta los barcos o a quienes los
cargan. En fin, varios cientos de personas que, en realidad, no dejan de ser
varios cientos de familias que viven, directa o indirectamente, gracias a esta
empresa.
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Hemos sido proactivos y buscado alternativas, como la zona
del Piñal, donde las calizas le permitirán a la compañía seguir operando en
nuestra ciudad, seguir creando puestos de trabajo y, en definitiva, ayudando a
crear riqueza en nuestro municipio sin que esto afecte a Romeu.
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El trabajo bien hecho no consiste en cerrarse en banda y
desmantelar a las empresas para supuestamente preservar ya un paraje, que
siempre tendría encima la espada de Damocles de un juicio que, a la postre la
pone en peligro, a la vez que sitúa al Ayuntamiento en una situación que podría
conllevar indemnizaciones millonarias. Así no resolvemos nada. El buen trabajo
es aquel que es capaz de armonizar intereses dispares, a veces intereses muy
dispares. Nadie dijo que fuera facil, pero ese es el mérito y la gran
responsabilidad de quienes nos dedicamos a esto de la política y al buen
gobierno: conjugar que se pueda proteger una montaña castigada por la
explotación de una cantera, con la ejecución de un gran parque medioambiental y
asegurando la continuidad de la empresa y sus puestos de trabajo.
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Ése es el motivo por el que desde el Ayuntamiento a Lafarge
le ofrecemos una nueva ubicación en nuestro término municipal, el Piñal. Un
lugar adecuado y aceptado por la empresa para que siga generando empleo, una
alternativa que liberará 235 hectáreas en la montaña de Romeu y la convertirá
en un gran paraje natural para que todos, insisto todos, podamos disfrutar de
ella.
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