Enric Valls. EPDA Violeta, se encuentra desesperada. Contacta conmigo vía redes sociales. Durante el confinamiento se ha dado cuenta de que repite siempre el mismo patrón. No puede estar sola y considera que “salta” de pareja en pareja. Actualmente está con un chico que no puede dejar aun sabiendo que le hace daño.
Relata que hace unas semanas atrás (antes del estado de alarma), éste le confesó que le había sido infiel en un par de ocasiones porque no estaba enamorado y porque sabía que ella le iba a perdonar. Violeta se veía en esos momentos, débil, indefensa, minúscula, vulnerable y frágil, incapaz de sobrellevar la relación y de cortarla.
Además, le costaba mucho dormir, estaba pendiente de las redes sociales, no estaba concentrada en su teletrabajo actual y se observaba muy irritada emocionalmente y a la mínima discutía con sus amigas y familiares y no paraba de llorar.
Estos síntomas, son muy comunes en las personas que sufren de dependencia emocional o codependencia emocional.
Una de las dos personas que sufre esta disfunción emocional, muestra patrones repetitivos de conducta (comprobaciones, averiguaciones, rituales, hábitos patológicos…) y así mismo da veracidad a pensamientos intrusivos y obsesivos que no sabe cómo manejar.
¿Por qué sucede esto?
Tenemos que tener en cuenta de que cada individuo es un mundo y que este está rodeado de un contexto, de unas circunstancias únicas y que tiene unos valores y unas creencias concretas basadas en su experiencia y educación.
Lo que sí que tienen en común las personas que lo sufren es que consideran las relaciones interpersonales como unilaterales entregándose afectivamente a la otra persona y sometiéndose para recibir la atención que necesita. Y esto es un error, ¿Por qué Enric? Os estaréis preguntando. Porque las relaciones normales y sanas se construyen desde la bilateralidad, igualdad, respeto, confianza y comunicación y cuando ambas se muestran con sus defectos, vulnerabilidades y limitaciones. La clave para afrontar este tipo de situaciones es tener una buena autoestima, porque así, de la única persona que dependeremos es de nosotros mismos.
Antes de atender concretamente su situación, Violeta respondió a una serie de preguntas que le hice por teléfono (Tú también te las puedes hacer); ¿Experimentas una necesidad imperiosa de tener una relación?; ¿te sacrificas y te privas de cosas en pro de la otro persona?; ¿Te apasionas y lo dices de inmediato?; ¿Te echas la culpa cuando ocurre algo?
Si contestáis a la mayoría que sí, entonces muy probablemente padezcas de dependencia emocional y sería recomendable que acudieras a un profesional de la salud mental para trabajar tu situación, cómo por ejemplo hizo Violeta.
¿No puedes afrontarlo solo o sola? Pide ayuda.
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