Francisco Adán.
Existen muchas razones
económicas que están moviendo a EEUU y a Francia para intervenir en Siria.
Cierto es que aquella zona es rica en recursos naturales y un lugar
geoestratégico de vital importancia y EEUU está lejos de ser una potencia
“hermanita de la caridad”. Ellos miran por sus intereses.
También es cierto que el
argumento de “la línea roja de las armas químicas” es débil ¿si se matan con
misiles desde cazas está bien? ¿Esas víctimas son menos víctimas? Cierto es que
las armas químicas son mucho más indiscriminadas que lo que pueda ser una
bala. También es cierto que hay que cortar por algún sitio y que estando así
las cosas, parece evidente que EEUU puso un límite lejano al líder Bashar
al-Assad.
Eso le ha llevado a EEUU a
encontrarse en una encrucijada pero no mucho mayor que la más evidente. O
sigue apoyando a un líder, tirano, sátrapa pero que mantiene más o menos a raya
a Al Qaeda evitando que ese grupo terrorista llegue a las instituciones de un
país como Siria, o apoya la revuelta popular que está siendo machacada por el
gobierno sirio y que, supuestamente, busca la democracia.
La experiencia del resto de
“primaveras árabes” ha sido desastrosa, los movimientos islamistas han
utilizado la democracia como caballo de Troya para acceder al poder. Uno de los
países más occidentalizados, Egipto, ha tenido que elegir entre una dictadura
militar o un gobierno que cada vez iba deshaciendo esa constitución que le
había permitido llegar al poder mediante un proceso democrático.
La historia nos demuestra
que cometemos un gran error al confundir el medio con el fin. La democracia
fue un fin transformado en medio. Hitler llegó al poder tras un proceso
democrático. Que un movimiento integrista y terrorista llegue a ocupar
gobiernos de países limítrofes con Europa no es buena noticia. Quizá por eso
Occidente esté apoyando con la boca pequeña a dichos movimientos
revolucionarios. La democracia no es la coca-cola, no se puede exportar y
esperar que la luz ilumine a los integristas.
Por supuesto, aquí en
España, ese ridículo y cutre antiamericanismo de cartel de Facebook, irracional
y visceral nos ha llevado a criticar a un país que, nos guste más o menos,
representa un modelo de vida y sociedad más cercano al nuestro que el que pueda
representar Siria y sirve para que pase desapercibida la recurrente hediondez
de los gobiernos de dos países, Rusia y China, que bloquean una y otra vez que
se intervenga contra regímenes que son un peligro para su pueblo y para la
estabilidad internacional tan sólo por buscar la postura antiamericana.
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