Lucas Minig. Fotografía de Vicente Rupérez.
José Gómez Codina. Fotografía de Vicente Rupérez. Cambia la vida de 3.000 mujeres
al año, 700 de ellas en la Comunitat Valenciana. Crece rápido, carece de un
método de detección temprana, como en la mama y en el colon, y presenta
síntomas tan inespecíficos que retrasan el diagnóstico. Requiere de una cirugía
llevada a cabo por un ginecólogo oncólogo, muy bien entrenado, que determinará
el pronóstico. En el 80% de los casos, desafortunadamente, la supervivencia es sólo de 5 años, después de la intervención. En
el 20% restante, la curación se sitúa, como en la mama, en un 90%. Es el cáncer
de ovario, que analizamos con José Gómez Codina, jefe de sección de Oncología
del hospital La Fe, y el ginecólogo oncólogo Lucas Minig.
¿Qué mujeres lo padecen?
Lucas Minig (LM): En su mayoría,
de 60 años sin un factor de riesgo conocido, como sí ocurre en otros cánceres
como el de pulmón o el melanoma. Habitualmente no han sido madres y, según mi
visión personal, el estrés crónico que juega un papel fundamental en el
desarrollo de cualquier tipo de cáncer.
Sin embargo, Sara Carbonero,
que acaba de ser intervenida de un cáncer de ovario, sí es madre.
LM: Es raro pero no imposible. El
año pasado vi una paciente que estando de excursión en Cuenca, se cae y se
fractura la pierna. En el hospital le hacen un TAC y accidentalmente se
encuentra un cáncer de ovario ya extendido por todo el abdomen. Podemos estar
ante hallazgos casuales.
¿Con qué síntomas cursa?
LM: Normalmente crece muy rápido.
En 3-4 meses se extiende fuera del ovario y empieza a dar síntomas como
distensión y dolor abdominal, sensación de saciedad después de haber comido poca
cantidad y cambios en las frecuencias para defecar y orinar. Por tanto, son síntomas inespecíficos por lo que los
pacientes acuden a varios médicos hasta que se les diagnostica de forma cierta. En EEUU hay una demora de 3 meses
desde que aparece la sintomatología hasta que se diagnostica.
Puede haberse extendido ya por el
peritoneo que recubre la cavidad abdominal y pélvica, que es como si fuera la
pintura de las paredes de una
habitación. Genera nódulos en la superficie del diafragma, sobre el intestino,
el hígado, a veces sobre el bazo y más raramente dentro del hígado o en el
tórax.
¿Se puede diagnosticar mediante
una ecografía?
LM: No existe un método de
diagnóstico precoz, como sí ocurre en la mama y en el colon. Se intentó mediante
un análisis de marcador tumoral y una ecografía anual a mujeres asintomáticas y
no demostró reducir la incidencia. Se puede encontrar en un control rutinario o
bien porque la mujer empieza a sentir síntomas. La mujer debe ir al ginecológo
periódicamente a hacerse la citología para la detección temprana del cáncer de
cérvix, pero el de ovario carece de diagnóstico precoz fiable.
¿Qué pronóstico tiene?
LM: Depende del estadío en el
momento del diagnóstico, de la edad de la paciente y del subtipo histológico.
El único factor pronóstico a día de hoy modificable es la cirugía, es decir,
depende quién te intervenga tendremos mejor o peor perspectiva. Una buena o
mala cirugía pueden ser determinantes.
A más edad y más extensión, peor
pronóstico.
José Gómez Codina (JGC): Es fundamental
el trabajo en equipo, que es lo que más puede influir en el pronóstico, con
gente que trabaje por y para el cáncer de ovario con un equipo quirúrgico
especialmente entrenado. No vale cualquier ginecólogo porque son intervenciones
pesadísimas.
Suele
responder bien, lo que no significa que estés curando a la enferma. En
principio, es un tumor quimiosensible pero a largo plazo, es bastante malo. Son
tumores de entrada agradecidos porque los tratamientos suelen ser eficaces pero
afecta a todos los recovecos de las asas del intestino y puede deteriorar bastante la
calidad de vida de la mujer que lo sufre.
¿Qué tratamiento requiere?
JGC: Los menos
casos se diagnostican en estadíos muy iniciales y se podrían tratar sólo con
cirugía, cuando afectan a un solo
ovario, sin la cápsula rota… Tiene una tendencia muy grande a diseminarse por
el peritoneo y, en estos casos, el acto quirúrgico es importante para quitar
todo lo tumoral que haya en abdomen y se requiere actuar después con
quimioterapia. Dependiendo de si la cirugía es óptima o no, hay que hacer un
tratamiento con quimioterapia convencional y, en algunos casos, la quimioterapia
que se aplica directamente sobre la cavidad abdominal es más óptima que la sistémica.
La
radioterapia no tiene ningún papel. En algunos casos en que la cirugía de
entrada es imposible por el tamaño del tumor, por implantes masivos… se puede
hacer una quimioterapia de inducción para reducir inicialmente el tamaño pero no
es la mejor opción.
¿Qué efectos produce?
JGC: Hablamos de seis ciclos de
quimioterapia, que producen los mismos efectos que cualquier quimioterapia:
hace caer el pelo y puede generar náuseas y vómitos que hoy por hoy, se
controlan con los tratamientos preventivos.
¿Cuál es el porcentaje de
recaídas?
LM: En estadíos avanzados es del
80-90%. Pero esa información yo no la tengo el primer día y siempre hay que
actuar con una intervención curativa para alargar lo máximo posible.
El porcentaje de mortalidad en
estadíos avanzados con una buena cirugía, es del 50% a los cinco años. La
supervivencia media se sitúa en 60-65 meses en estadíos 3 y 4, que representan
el 80% de los casos.
En estadíos iniciales, hablamos
de una superviencia a 5 años como la mama, de entre un 80 y un 90%. En estos
casos, hablamos de tumores altamente controlables.
¿Tiene más posibilidades de
desarrollar un tumor en la mama una mujer con cáncer de ovario?
LM: Hay vinculación entre el
cáncer de mama y el de ovario porque el 20% de cánceres de ovario se deben a
mutaciones del gen BRCA, que se hereda. Es el mismo caso de Angelina
Jolie. Las guías mundiales recomiendan hacer este estudio en todas las mujeres
con cáncer de ovario porque nos puede dar la información precisa para el
pronóstico y desde un punto de vista terapéutico. Y es información importante
para sus familias: madres, hermanas e hijas porque en caso de existir esta
mutación, se puede hacer un programa de prevención en el
entorno familiar.
Sin la mutación genética, haber
tenido un cáncer de mama no condiciona desarrollar uno de ovario. Aconsejamos
qué si vive la paciente afectada, se testee ella misma en primer lugar.
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