Carmina Llopis. / EPDA¿Echaremos en falta los abrazos, los besos, la
cercanía física? ¿Es un problema sentir desconfianza o miedo por no cumplir la
distancia de seguridad con los demás?
Mi respuesta es sí a ambas preguntas. En nuestra cultura,
sí echaremos de menos gestos físicos de afecto. Esto puede ser un problema, es
decir, una situación a resolver.
¿Cómo nos
afectará?
A quienes estábamos acostumbrados al afecto
físico, el cuerpo, en su abstinencia, nos reclamará emocional y fisiológicamente
aquello que antes recibía y anhela recibir. Reclamará las dosis de oxitocina, dopamina, serotonina,
relajación, tranquilidad, autoestima, cercanía, comprensión, empatía y tantas
otras respuestas emocionales y físicas que generan los gestos físicos con otro
ser humano.
Y mientras los abrazos sigan estando
contraindicados para prevenir contagios, sentimientos relacionados con la tristeza, la ansiedad, el vacío o la soledad, pueden aparecer como consecuencia del
alejamiento relacional.
¿Qué podemos
hacer para resolver el problema que genera la distancia física?
El problema no es tanto no poder besarnos o
abrazarnos. De hecho, buena parte de los besos y abrazos que nos dábamos
habitualmente, son gestos que responden más a un hábito automatizado y
normalizado en nuestra sociedad, que a un intercambio de afecto. El problema es
que el espacio vacío que dejan los abrazos y besos verdaderos que no podemos
darnos, se deben reemplazar con algo que ejerza su misma función: necesitamos
sentir a la otra persona y hacernos sentir ante ella, y con ello, la gratitud
de ese intercambio.
Entendamos pues
que: La distancia física no es distancia emocional. Las emociones están
ahí, sólo hay que cambiar el vehículo para hacerlas llegar a la persona
querida.
El contacto
físico, el abrazo, es un poderoso vehículo, sin duda, pero ahí otros. Pensemos
en la capacidad que tiene una mirada para comunicar una emoción.
Ahora, más que nunca, es muy importante nuestra comunicación
no verbal,la mirada, la postura, el tono de la voz. Con las
mascarillas o con la distancia física, nos vamos a perder muchos elementos de
la comunicación, sobre todo relacionados con las expresiones de la cara y la
sonrisa, nuestra arma más poderosa. Así que, ante la nueva normalidad: sonriamos
con nuestras miradas.
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