Fernando De Rosa. /EPDA Se acerca la fecha del 28 de mayo en la que los valencianos y valencianas seremos llamados a las urnas para elegir a nuestro President de la Generalitat.
El horizonte que se vislumbra para la izquierda valenciana no es nada halagüeño.
Por un lado, según todas las encuestas, Unidas-Podemos quedará fuera de Les Corts.
Rompiendo las reglas del juego democrático, desde el Partido Socialista se están buscando los apoyos parlamentarios con la intención de rebajar el listón necesario para que los partidos políticos puedan conseguir representación parlamentaria. Pasar del actual 5% requerido a un 3%, tal y como se pretende, implica un claro fraude a los valores democráticos, puesto que se cambian las reglas del juego cuando ya quedan menos de cien días para la cita con las urnas. Poco rigor y decencia democrática tiene esta iniciativa de reforma.
Los comunistas saben que van a quedar fuera de Les Corts, y curiosamente, lo que queda de Ciudadanos ha entrado al trapo y al mercadeo de apoyos para conseguir esa rebaja en la ley electoral. Con este juego arriesgado de los naranjas, pretendiendo también conseguir, aunque mínima, una representación parlamentaria, le están bailando el agua a Ximo Puig, traicionando el compromiso asumido con la ciudadanía en las últimas elecciones.
Por otro lado, Compromís concurre a la carrera electoral totalmente dividido, sin fuerza ni empuje.
Joan Baldoví, como cabeza de cartel electoral de la coalición catalanista, está desacreditado por su absoluta sumisión a Pedro Sánchez y al Gobierno social-comunista. Difícilmente va a poder sostener ante los ciudadanos que se presenta a las elecciones para defender los intereses y las necesidades de la Comunitat Valenciana.
Compromís va a abocado a una desintegración lenta, pero segura, ya que la imputación de Mónica Oltra y su abandono de la vicepresidencia, supuso el pistoletazo de salida para las luchas internas en la colación catalanista.
Y, por otro lado, Ximo Puig llega al proceso electoral exhausto. Los presuntos delitos de corrupción que acechan a su familia y al partido socialista valenciano ponen en tela de juicio su credibilidad. A su vez, otros presidentes autonómicos socialistas, como el de Castilla-La Mancha, han dado la espalda a Puig, y con ello, a los intereses del campo valenciano con la negativa al trasvase Tajo-Segura.
La izquierda valenciana ya llora por la previsible pérdida del Gobierno de la Generalitat y su paso a la oposición.
Es momento de pasar página, de superar tantos desastres, desmanes y despropósitos del tripartito. Los valencianos y valencianas les dieron una oportunidad que han desaprovechado y con su gestión han traído la preocupación a la economía, al pequeño comercio, a nuestra industria y agricultura. Es momento de que la ilusión y las sonrisas vuelvan a la sociedad valenciana. Para ello, el Partido Popular de la Comunitat Valenciana está preparado con Carlos Mazón.
Frente a las lágrimas de la izquierda, sonriamos porque ya se empiezan a ir.
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