Carmina Llopis / EPDALas depresiones relacionadas con los cambios de estación son un tipo de trastorno afectivo; comienzan y terminan aproximadamente en la misma época del año. Los síntomas se inician con el otoño y suelen duran todo el invierno. Estos síntomas desaparecen con el buen tiempo, en primavera y los meses de verano. Los síntomas del trastorno afectivo en otoño e invierno son: tristeza, apatía y decaimiento; no tener ganas de hacer nada, tener poca energía, dormir mucho; comer en exceso carbohidratos y subir de peso; tener dificultad para concentrarse, sentimientos de culpa, sentirse inútil, sin metas. En el caso de la primavera y verano puede incluir insomnio, falta de apetito, pérdida de peso, ansiedad e irritabilidad.
Las personas que padecen trastorno bipolar tienen mayor riesgo de sufrir trastorno afectivo estacional con episodios de manía vinculados a una estación concreta. Si te sientes decaído bastantes días continuos, no te motiva hacer cosas que normalmente te gustan, hay problemas de sueño y apetito, recurres al alcohol o piensas en el suicidio debes siempre consultar a un profesional. Actualmente, se desconocen las causas concretas del trastorno, aunque pueden influir: tu reloj biológico, los cambios en la luz solar en estas estaciones pueden provocar depresión; menores niveles de serotonina que afecta al estado de ánimo por ser un neurotransmisor al tener menos luz solar; desequilibrio en los niveles de melatonina que interviene en el sueño y estado de ánimo.
El trastorno afectivo estacional se diagnostica más en las mujeres que en los hombres, y con mayor frecuencia en adultos jóvenes. Son factores de riesgo tener antecedentes familiares, padecer depresión o trastorno bipolar graves, vivir lejos del ecuador pues es más frecuente al norte o al sur del mismo, niveles bajos de vitamina D, todo ello relacionado con la menor exposición a la luz solar y la escasez de serotonina.
El tratamiento puede comprender terapia lumínica (fototerapia), psicoterapia y medicamentos. Este trastorno debe tratarse pues si empeora puede ocasionar problemas graves como aislamiento social, problemas en la escuela o en el Trabajo, abuso de sustancias tóxicas, trastornos de salud mental, pensamientos suicidas. A veces el tratamiento debe darse antes de la aparición de síntomas, en otoño e invierno, y en ocasiones incluso cuando desaparecen. Algunas personas lo necesitan todo el año para evitar que los síntomas regresen.
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