El torico en plena fiesta. Foto:archivoHace años que quería
escribir esto aunque sólo fuera para mi memoria y he pensado que este año en
que la fiesta silencia sus sonidos y deja secas las gargantas, es el indicado
por lo que tendría que ser pero no es.
Ocurrió tal día como
hoy de 1997, en Teruel.
Canal-9, la
Televisión Autonómica Valenciana había decidido hacer un reportaje sobre los
valencianos que se encontraban en la capital turolense con motivo de las
Fiestas del Ángel. Los periodistas elegidos fuimos los dos corresponsales de la
comarca más próxima a Teruel, mi compañero cámara José Luis Carbó y yo que lo
éramos de la zona de Segorbe pero también de las comarcas próximas aragonesas e
incluso de las de Cuenca cuando la importancia de la noticia lo requería. Había
que hacer un reportaje amplio y más o menos completo con imágenes de fiesta, de
Teruel, con entrevistas a valencianos y alguna autoridad aragonesa…
En Teruel, después de
aparcar con dificultades el vehículo, llegamos con el tiempo justo para grabar
como un joven representante de la Peña La Botera colocaba el pañuelico al
astado más pequeño que cuenta con una plaza a su nombre. A partir de ese
momento la alegría se desbordó, pero pasados esos primeros instantes empezamos
a encontrar ciertos síntomas de angustia entre la gente: tres días antes la
banda terrorista ETA había secuestrado a Miguel Ángel Blanco y lo había
condenado a muerte para conseguir el acercamiento de presos a las cárceles
vascas. ¡Qué desproporción entre ambas medidas!: prisión para unos por matar,
muerte para otros por tener ideas distintas… Todo el mundo se mostraba
sensibilizado por la situación.
En nuestro deambular
por las calles más céntricas de Teruel, la gente nos iba contagiando la
ansiedad y la preocupación por conocer lo que estaba pasando en tierras vascas.
Al vernos con el micro y la cámara con el anagrama de C-9 nos suponían conocedores
del hecho y comenzaron a preguntarnos insistentemente qué pasaba con el joven
concejal de Ermua. Resultaba agobiante, entre tanta gente, entre tanto calor,
entre tanta pregunta… Tuve que ponerme en contacto con Valencia para que me
informaran de todo lo que fuera sucediendo para transmitirlo de viva voz a los
que se acercaban a nosotros para averiguar algo. Las noticias eran más bien
escasas pero inquietantes, las aspiraciones terroristas no se habían cumplido,
el plazo dado estaba a punto de acabarse, tal político había dicho… y lo poco
que conocíamos lo íbamos contando a los que nos preguntaban, de Teruel, de
Valencia y de todos los sitios.
Así discurrió el
resto de la mañana.
Nuestra última
singladura fue la plaza de toros. Toreaba el maestro valenciano Enrique Ponce.
Cerraría el bruto de nuestro reportaje. Nos apostamos en la tribuna
presidencial del coso de la calle Segorbe –curiosamente-. Los teléfonos no
dejaban de vibrar y no sólo los nuestros, los de las autoridades también, pero
cuando sonaban los propios, todos nos preguntaban por su contenido. El alcalde
–perdón pero no recuerdo su nombre- tuvo que salir varias veces del palco para
atender llamadas.
La tensión subía por
momentos y finalmente llegó la inevitable noticia. Una persona dijo que se
habían escuchado unos tiros. Un coche que salía a toda velocidad, Alguien había
encontrado un cuerpo entre la espesura… Los terroristas habían matado a Miguel
Ángel Blanco –así se dijo en un primer momento-. Luego se puntualizó que estaba
mal herido y que había sido llevado al hospital, pero que su vida era
insalvable. Recuerdo que al salir de la plaza se formó un corrillo a nuestro
alrededor para conocer la situación. Les contábamos lo que sabíamos. Blanco
murió esa misma noche, de madrugada.
Finalmente el
reportaje sólo hablaba de las Fiestas del Ángel, como tenía que ser, pero tras
él estaba una de las experiencias más angustiosas vividas por un periodista.
Segorbe, 12 de julio
de 2020.
Rafael Martín.
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