Miguel Á. Martín. El pasado domingo leí en
las pagina salmón de un periódico de tirada nacional, un artículo de opinión
de un tipo que firmaba como, y cito textualmente, “Economista jefe de
Escenarios Económicos del Banco Bla Bla”. Menudo cargo pensé, de entrada, de
cuatro palabras repite dos. Si señores, así es nuestro país, nadie como
nosotros para poner nombres. Es curioso, que el servicio de estudios de un
banco tenga un cargo más propio de las artes escénicas que de la sesuda y gris
economía. ¿Quien dijo que los economistas no tienen imaginación? Perdonen, lo
que no tienen es capacidad de anticipación o planificación (Si Adam Smith me
oyese…), imaginación tienen para dar y vender, más bien para vender.
Hoy quiero demostrar que el
cine y la economía tienen más en común de lo que nos creemos y lo que se cree
un amante del cine español como es el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
Para empezar, la economía y una película comparten muchos rasgos definitorios:
En las dos, los entendidos o críticos dan su opinión una vez vista la película,
no antes, no sea que la estropeen. En ambos, sin personajes no hay historia, y
los que más ganan son los que tienen más títulos de crédito o estos son más grandes.
Pero la madre de todas las
coincidencias, es la magia. MAGIA con mayúsculas. La del cine nos traslada a
cualquier lugar o época para disfrutar de una buena historia; la de la
economía también, aunque nos sale infinitamente más cara que una entrada de
cine (y es curioso porque el cine está muy caro). De momento a cada familia
española el rescate bancario le ha costado ya 12.830 euros. A los españoles
nos ha levantado unos 36.932 millones de euros sin ni siquiera preguntarnos
donde está la alubia (algo que si haría un honrado trilero); Nos han quitado,
en productos engañosos como la preferentes, 14.750 millones de euros; les
hemos ahorrado a los bancos unos 17.137 millones en impuestos; y gracias al
Banco Central Europeo que les dejaba el dinero al 1% para que comprasen
nuestra deuda pública al 4% (deuda que se disparó por rescatarlos a ellos),
les hemos hecho ganar entre 2012 y 2013 unos 12.000 millones de euros; ah! y
mientras todo esto sucedía también nos han robado la sanidad, la educación y
los servicios sociales. Sectores en los que los grandes bancos tienen potentes
intereses empresariales.
Ahora, al igual que al
terminar una buena película, no olviden ponerse en pie y aplaudir rabiosamente.
¡Viva la magia!, ¡Viva el cine! ¡Viva la economía! ¡Y viva un pueblo generoso
y dócil como el nuestro!
To be continued…
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