Los relojes han de ajustarse este fin de semana. / EPDAUn año más, el último fin de semana de marzo nos trae el ya clásico cambio de hora. En la madrugada del sábado 29 al domingo 30 de marzo de 2025, a las 2:00 serán las 3:00. Dormiremos una hora menos, pero ganaremos luz por la tarde. Aunque este ritual se repite cada dos veces al año, nunca falta quien se despista y llega tarde al desayuno del domingo. Y es que, por mucho que lo sepamos de antemano, el cuerpo necesita tiempo para adaptarse.
La idea de ahorrar energía está en el origen de esta medida, aunque cada vez hay más voces que cuestionan su utilidad real. La Comisión Europea planteó suprimir los cambios de hora en 2019, pero los países no se pusieron de acuerdo y el asunto quedó en el limbo. Mientras tanto, seguimos ajustando relojes como si viviéramos en otra era. ¿Realmente notamos el ahorro? Según expertos, el impacto en la factura eléctrica es mínimo, especialmente con los hábitos actuales de consumo.
No obstante, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), concluye que con el cambio de hora se puede aprovechar más la energía del sol, lo que provoca un ahorro de 6 euros al año por hogar. Esta cifra, multiplicada por los 24 millones de viviendas que hay en España, supone un ahorro total de 144 millones de euros anuales que van directos al bolsillo de los ciudadanos. Aunque la cantidad individual puede parecer pequeña, a gran escala representa una suma significativa. Además, este ajuste contribuye a una menor demanda energética en horas punta, lo que también tiene un impacto positivo en el medio ambiente.
Lo que supone adelantar el reloj
En cambio, donde sí se notan los efectos es en nuestro organismo. El sueño se ve alterado, aumenta el cansancio y puede haber más irritabilidad durante los primeros días. Los especialistas en cronobiología advierten que este desajuste puede afectar especialmente a personas mayores, niños y quienes ya sufren trastornos del sueño. Incluso hay estudios que relacionan el cambio de hora con un leve repunte de accidentes de tráfico o laborales tras el ajuste.
Aun así, también hay quien celebra la llegada del horario de verano. Las tardes más largas invitan a salir, hacer deporte, tomar algo en una terraza o simplemente disfrutar del sol hasta más tarde. En ese sentido, el cambio de hora nos regala la sensación de que el día se estira un poco más. Así que, aunque el lunes cueste un poco más levantarse, siempre queda el consuelo de que la primavera ya está aquí… y con ella, más horas de luz para disfrutar.
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