Tenemos motivos para manifestarnos. No hay solución para la crisis, ni perspectiva en el horizonte, porque queda mucho por hacer y día que pasa, día que una familia es desahuciada o una persona se va al paro. Los bancos aún no tienen el dinero que necesitan para sanearse y volver a abrir el grifo del crédito, todavía no se sabe si el préstamo a la banca computará como deuda pública -con lo que no haríamos sino hipotecarnos durante medio siglo-; los políticos no se atreven a adelgazar las administraciones, que fueron creciendo en plantilla al calor de la construcción y ahora no se sostienen; no sabemos si España pedirá rescate y si lo hace, si será a imagen y semejanza de Grecia y Portugal, esto es, a base de hundir todavía más a la clases media y baja.
Ante el tsunami económico, político y social que sufre España, los sindicatos han convocado una huelga general para el 14 de noviembre. Ya se ha hecho, con más o menos éxito. Pero yo les propongo: ¿por qué no se organiza una gran marcha por Europa desde Portugal, España, Grecia e Italia que finalice en una macromanifestación en el corazón de Europa, llámase Bruselas o la capital alemana? ¿Todavía no nos hemos dado cuenta de que las grandes decisiones ya no se toman en Madrid, sino en Berlín y Bruselas? Vayamos al corazón de Europa para que sepan que la mejora de la economía no puede ser a costa exclusiva del sacrificio de los ciudadanos y, menos aún, el hundimiento del Estado del Bienestar.
¿Te apuntas a esta propuesta?
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