CHELO POVEDA La participación ciudadana es la base de la democracia. Podemos nace de las ansias de participación de aquel 15M, nace de aquella provocación de Esperanza Aguirre: que hagan un partido y se presenten a elecciones. Pues lo hicimos, y echamos a Mariano Rajoy del Gobierno por corrupto aunque merecía salir por otras muchas razones. La participación es algo más que votar cada cuatro años, debe ser un esfuerzo cotidiano de las instituciones por acercar la política a la gente, de hacer de la política algo cercano y de hacerla fácil y alejada de tecnicismos. La política es cosa de todas y todos y no un espacio solo para especialistas.
Por otro lado, que las instituciones favorezcan la participación hace que la política esté bajo control, bajo el control que siempre debe estar, el control ciudadano. Participación, también, para evitar la corrupción. La participación es algo necesario y bonito pero no somos ingenuas, sabemos que las condiciones de la vida no ayudan a que al llegar a casa después del trabajo te apetezca leer el BOE. Sin embargo si debemos preocurar que tengamos empleos de calidad y que tengamos tiempo de calidad para que, si uno quiere tocar la guitarra la toque, o para que si una quiere informarse sobre lo que pasa en el puerto o lo que pasa con las pensiones pueda hacerlo más allá de las interesadas informaciones de los grandes medios.
Nosotras creemos en la participación ciudadana y especialmente en la participación local. Somos municipalistas y creemos que la gente, cuando participa, acierta tanto o más que los técnicos. ¿Y esto por qué? Pues porque la gente en los barrios sabe si necesita una escoleta, un consultorio, un parque, más seguridad o una mayor frecuencia de autobuses. Para esa participación implantamos en la anterior legislatura el Decidim València, unos presupuestos participativos en los que la ciudadanía, usted, puede elegir las inversiones en su barrio. Esto es un ejemplo, un buen ejemplo que señala el camino, sin embargo, todavía queda mucho camino.
Hemos recofigurado Podem Valencia para ofrecer una alternativa fuerte y participativa y entre esas políticas de participación es imperiosamente necesario que las Juntas de Distrito, esas grandes olvidadas del poder y a anquilosadas en el partidismo, se abran a los barrios y a la cercanía de los barrios, asociaciones y vecinos. Deben ser espacios donde las instituciones no tengan miedo ni recelo de que se cuestionen los Planes de Actuación Urbanística, o las Actuaciones Territoriales Estratégicas , la ampliación del puerto y de la Zona de Actuación Logística y todo lo que conlleva alrededor del Puerto de Valencia.
La política municipal somos los partidos, pero no son menos las asociaciones de vecinos, las asociaciones de barrio y otras muchas asociaciones, como sindicatos, colectivos en defensa del patrimonio, de la huerta, de los derechos o de la cultura. Todas y todos, también la ciudadanía a título particular, las empresas y las instituciones somos la ciudad y es necesario el espacio para todas las voces. Este es el único camino de que la ciudad sea ese verdadero espacio en el que desarrollar nuestra ciudadanía y que no sea solo el lugar en el que vivimos como circunstancia sino que sea el lugar en el que queremos vivir porque así, juntos, lo hemos diseñado entra todas y todos.
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