Carolina Fuertes. EPDAHay una frase muy interesante que Luís Sepúlveda resalta y dice así: la importancia de conocer el pasado para comprender el presente e imaginar el futuro. Y si la reflexionamos, tiene toda la lógica del mundo. Y más aún si queremos aplicarla a nuestra sociedad de hoy en día.
Si es bien cierto que vivimos en una sociedad que ha cambiado, se ha desarrollado, ha crecido y, afortunadamente, se ha vuelto más consciente de ese pasado y, por eso, ahora, lucha por un mejor presente y, sobre todo, un mejor futuro, pero que, contrariamente a todo esto, se ha vuelto muy susceptible. Especialmente en temas delicados, como el feminismo.
Si nos paramos a pensar, solo un momento, realmente, ¿qué es el feminismo? Es una cuestión que nos incumbe a todos y a todas, por supuesto, pero, ¿sabemos realmente qué es? ¿O simplemente nos sabemos la teoría, pero no tenemos la valentía necesaria para juzgar si la forma en la que se lleva a la práctica es la correcta?
No olvidemos que, lo que al final importa, es la practicidad, ese pragmatismo intrínseco que nos lleva a una mejora en nuestra calidad de vida, a una reciprocidad y que nos hace sentir que todos formamos parte de una sociedad que nos trata como iguales, pero no de manera equitativa.
Si hacemos referencia a la política, hay que decir que gana mucho como estrategia, porque ya no hay solo portavoces, sino que también hay portavozAs. Pero, sales a caminar por el pueblo, sigues tu rutina, te paras a hablar con la gente, comienzas a escuchar y discutir –solo unos pocos están al alcance de la definición correcta de esta última palabra- y, ante eso, uno se da cuenta de la importancia de comprender las situaciones de cada persona y por qué cada uno comprende este concepto de una manera tan distinta. Precisamente debido a esto, como existen muchas maneras de ver el feminismo, es probable que si a mí me preguntasen sobre este, tendría una opinión diferente a la de muchos ciudadanos y ciudadanas.
Gracias a que tengo una muy buena amiga con la que siempre me gusta hablar y reflexionar, porque es muy inteligente y siempre trasciende en cuestiones como estas, lo que sí tengo claro sobre este tema es que, y apropiándome de sus palabras, el feminismo debería trabajar la igualdad pero desde la diferenciación. Ahí está el matiz.
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