El Grupo RadioTelevisión Española (RTVE) sufre la peor crisis de su historia y se dirige a una reconversión que podría dejar a Televisión Española por debajo del 10% de cuota de pantalla -4 puntos menos que en la actualidad-, muy por detrás de Telecinco y Antena 3. El recorte del presupuesto del Ejecutivo para el ente público de 200 millones, frente a los 547'59 del año 2011, aboca a RTVE a una situación muy difícil, que tendrá múltiples consecuencias, laborales y de programación.
La crisis viene de lejos. Como ha sucedido con todas las administraciones públicas que han creado una televisión, el endeudamiento ha ido creciendo año tras año -que para eso el dinero no es de los Gobiernos de turno, sino de los ciudadanos-, hasta llegar a un punto en que la situación es insostenible. La ley de 2006 que transformó la radiotelevisión pública estatal permitió eliminar el extraordinario endeudamiento de 7.811 millones de euros -la cifra en pesetas es bestial-, que acabó asumiendo el Estado.
El 1 de enero de 2010 RTVE dejó de emitir publicidad en sus canales de televisión. Desde entonces el Estado paga la mitad de sus gastos y las televisiones privadas, las de pago y las compañías telefónicas la otra mitad. Pero no ha sido suficiente.
La crisis amenaza con un modelo público de televisión que ha fracasado por culpa de quienes se desviaron hace muchos años del servicio público de TVE, sobre todo La 1, al pujar por derechos deportivos, como la Champions, que perfectamente podrían emitir las televisiones privadas. O también el cine americano taquillero. Millones y millones de euros dilapidados, que ya no se tienen cuando hacen falta. Sólo en cine en 2010 se gastó TVE 94 millones de euros en cine americano. ¿Para qué? ¿Para mantener, derrochando el dinero de todos, el liderazgo de las audiencias?
El despilfarro y el derroche en una programación errática hacen peligrar ahora muchos puestos de trabajo de la actual plantilla de 6.494 empleados; series de ficción nacional como Águila Roja o Cuéntame, producidas por Globomedia y Ganga Producciones, líderes absolutas; el programa mítico de La 2, 'Saber y ganar', que después de 15 años ofrece a la cadena cuotas de pantalla entre el 10 y el 12%, el triple de su media mensual y también los grandes documentales que por las tardes registran más audiencia que los programas de Cuatro y LaSexta; e incluso los canales Clan TVE, dirigido al público infantil y líder de dicho target, y Teledeporte están en peligro.
No hay dinero para producir cine y series españolas, que benefician a nuestro sector audiovisual, pero sí para subcontratar con productoras distintos programas por importes millonarios, como si la plantilla de más de 6.000 trabajadores no pudiese realizar los programas -cada gobierno de turno 'deriva' trabajo a productoras afines, como en la etapa de Zapatero a Mediapro; o para comprar cine americano y eventos deportivos impropios de una televisión pública que se hunde. En 2008, por ejemplo, RTVE se gastó en grandes espectádulos deportivos 132 millones de euros, incluyendo los Juegos Olímpicos de Pekín. Hoy, las estrellas de la cadena pública han visto reducir su sueldo en unos 5 millones de euros, hasta un 25%, por lo que pronto muchas de ellas acabarán recalando en las privadas. Y lo mismo sucederá con las cuantías que perciben tertulianos de todos los programas de debate que emite el ente público, entre el 15 y el 50%.
Panorama muy negro el de RTVE. Los culpables, los gobiernos del PSOE y del PP, que han permitido que la deuda aumentara año tras año al apoyar una programación que mezclaba el servicio público con el modelo privado.
El recorte de 200 millones del Estado es la puntilla. ¿Debería volver la publicidad a RTVE como una vía extra de financiación? Yo sería partidario de la vuelta a una financiación mixta siempre y cuando La 1 estructure una parrilla de televisión pública estrictamente, con los pilares descritos anteriormente: informativos, series y programas de producción propia, documentales y la apuesta por el cine español.
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