Empleado en la fábrica de la empresa química japonesa UBE Industries Ltd en Castellón. /EFE
La empresa química UBE Corporation Europe, con sede en Castellón, alcanzó en 2021 unas ventas de 544 millones de euros y un beneficio después de impuestos de 34 millones, la cifra más alta de su historia después de la de 2018, y afronta 2022 con una sobrecoste en la factura energética de 100 millones de euros, pese a lo cual espera cerrar el presente ejercicio en positivo.
Así lo ha explicado en rueda de prensa Bruno De Bièvre, presidente de la empres, quien ha remarcado que durante 2021 el empleo se mantuvo estable, con un total de 613 personas.
De Biève ha indicado que la cifra de negocios, calificada de "récord", se ha conseguido por el mayor valor añadido de la producción como consecuencia del aumento general del coste de las materias primas y una demanda sostenida durante buena parte del año 2021.
La evolución de los mercados ha sido dispar, con un comportamiento positivo en aquellos ligados a la transformación agroalimentaria, la producción agrícola, la industria química o manufacturas diversas, que han contribuido a una demanda estable de poliamidas para protección de alimentos, fertilizantes y productos de química fina; mientras que el sector de automoción "no ha recuperado su fortaleza", lo que ha afectado negativamente a las ventas de polímeros y compuestos especiales, ha explicado el presidente.
El inicio del ejercicio 2022 ha estado marcado por el comienzo de la invasión de Ucrania, el aumento vertiginoso de los costes energéticos, y volatilidad en los precios de las materias primas, factores que están enfriando la demanda.
En una situación de incertidumbre general por la evolución de la economía global, la industria manufacturera parece estar llegando a su límite de capacidad para asumir las subidas de los costes de las materias primas, lo que genera una ralentización de la demanda, a la espera de cambios en el entorno.
Así, durante buena parte del ejercicio se ha estabilizado la producción y las exportaciones han absorbido un 69 % en UBE Corporation Europe y un 52 % en Repol, siendo Europa el área geográfica donde se dirigen mayoritariamente.
Las inversiones alcanzaron los 23 millones, dejando el total del trienio 2019-2021 en 53 millones, ligeramente por debajo de los 57 previstos, mientras que para el periodo 2022 a 2024 UBE cuenta con un plan de inversiones a medio plazo por importe de 95 millones en las dos plantas productivas que el grupo tiene en la provincia de Castellón, destinándose el 25 % a proyectos de seguridad y mejora ambiental.
En cuanto a los costes energéticos, la compañía japonesa ha experimentado un aumento de hasta 100 millones en su factura energética en lo que va de 2022, mientras que el año pasado "se multiplicó por tres".
El impacto de los costes, ya que a los energéticos se suman los del aumento de las materias primas, se puede paliar en parte "a nivel de eficiencia" y en la planta se ha puesto en marcha ya una medida que permite un ahorro del 10 % en consumo y, al mismo tiempo, "se ha modulado el consumo con cogeneración y se ha bajado porque no obtuvimos la rentabilidad adecuada".
Además desde la compañía han puesto de manifiesto que estos precios altos no son los mismos en Asia que en Europa, por lo que "nos vemos afectados por un déficit de competencia frente a productores asiáticos". Ante esto han demandado a las instituciones "que se ponga freno porque podría ser un tsunami de producto asiático" y podría afectar a la competitividad.
La compañía no se plantea de momento aplicar medidas como ERTES porque ha tomado otras decisiones para regular la producción como una contención del inventario para que esté ajustado a la demanda.
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