Luisfran López Quisiera que mis primeras palabras se transformen en un cariñoso y sentido abrazo virtual para todas las personas afectadas, de una u otra manera, por este maldito virus. Para todas aquellas que no pueden o no han podido estar al lado de sus familiares, acompañándolos como hubiesen querido o despidiéndolos como se merecían. Porque hablar del Coronavirus no es hablar de números sino de personas, es hablar de miradas, de gestos, de palabras y de silencios. Para todas ellas, mi más profundo y afectuoso abrazo.
Desde que este mal sueño comenzó, nuestro día a día ha cambiado por completo. Lo que hace apenas un mes era cotidiano, hoy ha pasado a ser el mayor anhelo que cualquiera de nosotros podamos desear. Aquello que prácticamente pasaba inadvertido para la mayoría de nosotros, hoy es un deseo sin fecha de cumplimiento.
Desde la responsabilidad municipal, quiero dar las GRACIAS con mayúsculas. Con la ayuda de muchas personas hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance y, aunque nunca es suficiente, hemos intentado facilitar y hacer lo más cómodo posible este periodo de confinamiento para nuestros vecinos.
Porque hablamos de personas; porque no somos fríos números que, de tanto escucharlos, se convierten en un triste y monótono “sonsonete” provocando que nos olvidemos que, detrás de cada cifra, hay una persona, una familia y, en definitiva, unos corazones.
Gracias a la solidaridad de las mujeres que, puntada a puntada, están cosiendo con sus manos, trabajadas mascarillas y batas llenas de afecto así como los vecinos que están fabricando máscaras protectoras. Mascarillas, batas y pantallas que hemos completado y repartido desde el Ayuntamiento para aquellas personas y establecimientos que así nos lo han pedido además de llevar a centros sanitarios que no disponían en número suficiente de ellas como las residencias de Utiel y el Hospital de Requena.
Gratitud también para el continuo trasiego de agricultores que con sus tractores y atomizadores pulverizan nuestras calles dejando el ambiente más protegido contra el virus y el miedo, sin importar tiempo ni horario. Y reivindicar el esfuerzo ejemplar de nuestros trabajadores municipales y empresa de limpieza para desinfectar, mochila a la espalda, hasta el último rincón. Los vecinos de la Venta y de todas las pedanías saben que todo este trabajo compartido tiene como objetivo evitar que exista la más mínima opción a que el “maldito bicho” venga a tierras venturreñas.
Están siendo días duros y complicados para todos. Diferentes. Nuestra rutina diaria se ha visto asaltada de golpe por un enemigo invisible, muy dañino y con muchos soldados a su servicio dispuestos a causar el mayor dolor posible.
Pero nosotros contamos con un ejército mayor, formamos un batallón de personas comprometidas y obedientes, la gran mayoría, lideradas por nuestros equipos sanitarios. GRACIAS. Y también por esos generales que están al pie del cañón para que, en ningún momento, nos falte absolutamente de nada. Supermercados, hornos, farmacia, estanco, fontanería, almacenes de construcción, ganaderos, agricultores, costureras, agentes de la Guardia Civil, trabajadoras sociales y de dependencia, brigadas, agentes medioambientales, trabajadores del ayuntamiento, equipo de gobierno, etc. (perdón si me he olvidado de alguien). Y, por encima de todo, contamos con la fuerza, el compromiso y la solidaridad de tantas personas que permiten que cada día pasado sea una batalla ganada.
En los momentos más complicados es cuando verdaderamente aflora el carácter, el compromiso y la responsabilidad de todos los que sentimos nuestras raíces agarradas a esta bendita y extraordinaria tierra.
Ni podemos ni debemos bajar la guardia, no podemos permitirnos ese “lujo”. Hemos de continuar, por duro que sea, siguiendo las recomendaciones de las autoridades competentes, aunque en ocasiones no lleguemos a entenderlas por completo, porque esto no es ninguna broma.
Dejemos los juegos del “¿a qué no me pillas?” para otras ocasiones; no es momento de jugar “al ratón y al gato” o de intentar ser más “listillo” que nadie y aprendamos de nuestros niños y jóvenes que están demostrando ser mucho más adultos y responsables de lo que hubiésemos creído; aprendamos de nuestros mayores que, estoicos y pensando en el bien de todos, permanecen en sus casas dando ejemplo de compromiso y lealtad.
Y sobre todo, no hagamos que el esfuerzo y solidaridad de tantas y tantas personas caiga en saco roto por querer saltarse las reglas del juego. Esto pasará, estoy convencido, pero lo hará más rápido y con menores consecuencias si todos estamos juntos y convencidos que lo mejor es quedarse en casa. Desde el Ayuntamiento estamos y seguiremos estando para prestar nuestra ayuda y servicio a quien lo necesite.
Nuestro municipio siempre dará la bienvenida a todo aquel que quiera visitarnos o tener su primera o segunda residencia aquí pero, ahora, seamos todos responsables y pensemos que en esta partida nos jugamos mucho. Y las trampas nunca traen nada bueno.
Juntos lo vamos a conseguir porque ubi concordia, ibi victoria (donde está la unidad, está la victoria).
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