Vicente Herrero./EPDA La vida, ese periodo de tiempo que transcurre desde que
nuestro corazón empieza a latir, hasta que deja de hacerlo.
En el instante en el que nuestro corazón empieza a funcionar
es en el momento en el que la vida cobra sentido.
Luego nacemos, vamos creciendo y vivimos experiencias que
nos van curtiendo. Estas experiencias, ya sean negativas o positivas, son las
que moldean nuestra personalidad, partiendo de una base con la que nacemos por
herencia.
En ocasiones, a consecuencia de estas experiencias, cuando
son negativas, creemos que hemos perdido el sentido de la vida, pero no es así.
El sentido de la vida jamás se pierde, porque el simple hecho de estar vivo ya
tiene todo el sentido del mundo.
La vida de cada uno de nosotros está compuesta de
experiencias. Eso es la vida. De eso se trata.
Existen las que parten de una decisión nuestra y las que no
está en nuestra mano que surjan, aunque sí podemos manejarlas de un modo u
otro, dependiendo de como las gestionemos.
La conclusión es, que la vida cobra sentido desde que hay
vida en nosotros y deja de tenerlo cuando morimos. Que viviremos experiencias
constantemente, algunas positivas y otras negativas, las cuales unas las
decidiremos nosotros y otras no. Que siempre debemos aprender ante cualquier
circunstancia y que no sirve de nada quedarse anclado en una mala experiencia.
“DALE EXPERIENCIAS
A TU VIDA”
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