Tapas variadas. FOTO: EPDA.
El sábado 8 y el domingo 9
finaliza la segunda edición de la Ruta de la Tapa y ya es sin duda el gran
acontecimiento de las fiestas; a las calles llenas de vecinos, al continuo
deambular de acá para allá probando aquello que nos recomiendan los amigos, se
une ahora un dato que avala el éxito de la ruta creada por la Agrupación de
Peñas: más de un local ha llegado a superar las mil tapas en un solo día.
A finales de septiembre del año pasado, José Reyes
Gallego, el coordinador de la ruta desde la Agrupación de Peñas, afirmaba que
se habían alcanzado las 100.000 tapas en la primera edición. Entonces algunos
pensaron que era una exageración propia de quienes quieren hacer valer su idea
por encima de los resultados y que era imposible que se hubiesen distribuido
tantas tapas en los cuarenta locales que participaban por primera vez en un
acto curioso, pero de difícil futuro en un pueblo como Puçol, sin ninguna
tradición tapera.
Recorriendo en esta segunda edición las calles,
hablando con los vecinos y, sobre todo, charlando con los sonrientes y agotados
dueños de los 51 locales participantes este año ya no hay ninguna duda: la Ruta
de la Tapa ha llegado para quedarse como un acto más de las fiestas de Puçol y
un acto imprescindible por cuanto aporta unidad y coherencia a las fiestas, ya
que sirve para rellenar los escasos huecos de la parrilla de programación con
una actividad más… y además, muy apetitosa.
Ramón y Mª Jesús, una pareja de vecinos de la
población, están sentados a mediodía del día 8, disfrutando de una tapa. En
2011 apenas se acercaron a la ruta, pero este año han ampliado las visitas, al
menos en los últimos días: “Como la gente está agotada por el toro, el día 8
por la mañana es muy tranquilo y cuando más se disfruta de esta gran idea para
que la gente salga de casa. Además, no es caro tomar una tapa y bebida por
menos de dos euros”.
Barato, barato, algo que para algún comercio también
tiene su lado negativo: mucho trabajo, mucha preparación, muchas horas y apenas
deja beneficio económico para el negocio. Así lo ve Antonio, el Chichi, que
sirve más de 300 diarias, “excepto el día 7, que cerré porque como buen torero
tengo ese día ocupado”.
El secreto de La Mancha, su tapa, incluye pan,
pimiento, huevo y una chistorra traída expresamente desde su pueblo, Elche de
la Sierra. Un plato que lleva faena y que está teniendo buena aceptación entre
los vecinos, tanto que hay tardes, entre las 7 y las 10 de la noche, en que
apenas puede atender a todo el mundo: “Es duro y ganas poco por unidad, pero
compensa porque mueves a la gente”, asegura el torero que nunca debutó.
Quienes sí han debutado son Quique Cortina y Marta
Molner, acaban de llegar al negocio, de hecho llevan con el Capuccino desde el
1 de septiembre y para ellos la ruta ha sido una gran tarjeta de presentación:
“Nuestra tapa, que se llama Cappuccino, está realizada a base de mojama y
pimiento y, pese a que estamos sirviendo más de un centenar cada día, los
jóvenes no la aceptan tan bien, vienen sobre todo personas mayores y
matrimonios con hijos”.
También ellos hay momentos en que acaban exhaustos,
pero la Ruta de la Tapa les está dando a conocer y, de hecho, ya tienen
decidido que mantendrán las tapas el resto del año, porque comienza a
convertirse en una tradición.
Una tradición de la que sabe mucho Paqui, por algo su
local A Tapear es conocido entre los vecinos como “el de la vasca”, una tierra
con reconocido prestigio tapero. Junto a su bandera del Athletic, Paqui y sus
compañeras de trabajo exhiben orgullosas la txapela, una tapa a base de
morcilla, queso y cebolla caramelizada.
“Llevamos de media unas 350 tapas, aunque en el fin de
semana aumentamos esta cifra. Da mucha faena y, de hecho, me he tenido que
comprar un calzado más cómodo para poder estar todo el día arriba y abajo”,
reconoce Paqui Díaz. Y es que 57 kilos de morcilla untada en cinco días no es
una faena que se haga en un rato, pero la ruta les está viniendo de maravilla:
“Yo tengo tapas todo el año y esta ruta me permite potenciar el tipo de tapas
que hago y llegar a un público que hasta ahora no venía por aquí”.
También son novatos en esto de la ruta Javi Nieves y
Tere Esteve, los nuevos propietarios del bar La Torre: han servido tapas todos
los días, menos el día del toro, ya que su ubicación, muy cerquita de las
desencajonadas, hace recomendable que esa jornada se dediquen más a otro tipo
de clientes que prefieren bebidas y cosas frías.
“Antes de cenar es la hora punta y para nosotros es una
buena tarjeta de presentación porque viene gente que no es el público habitual”,
asegura Javi. “Son unas 180 tapas las que servimos cada día, la hemos llamado
La Francesa y está hecha a base de queso Philadelphia, bacón, lomo a la plancha
y cebolla caramelizada”.
Definitivamente, la cebolla caramelizada es la
estrella de esta segunda edición. También Inma y Ramón, los responsables del
bar del campo de fútbol han apostado por este producto para el poder de la
vara, una tapa a base de croquetas, pimiento, ajoaceite y, naturalmente,
cebolla. Ellos ya son veteranos del pasado año y en esta segunda edición la
ruta les ha ido aún mejor, “porque hemos repartido un montón de tapas, aunque
no sabría decir exactamente cuántas”, apunta Inma.
“¿Cómo que no lo sé? Son unas 250 tapas diarias”,
contesta Salva Claramunt desde detrás de la barra del Café Ro, donde exhibe
orgulloso el mosset del roglet, una tapa similar al Almussafes que prepara
habitualmente los fines de semana. “Nosotros hacemos seis variedades y hemos elegido
ésta porque es fácil de preparar y tiene mucha aceptación entre los que acuden
a los actos religiosos y también a los taurinos”… y es que su ubicación,
precisamente frente a la iglesia de los Santos Juanes, le abre las puertas a
más de un vecino que prefiere esperar fuera, tomando una tapa, mientras su
familia disfruta de la homilía.
Aunque disfrutar, lo que se dice disfrutar,
seguramente es algo que Dani Martí hará dentro de unos días, cuando finalice la
ruta: cuando cierra su bar, el Comercial, pasa las horas de madrugada
preparando el tomate, las gulas, el pulpo, el langostino y, efectivamente, la
cebolla caramelizada… por lo que tiene poco tiempo para salir de fiesta.
Su tosta de angulas, pulpo y langostino probablemente
tiene el nombre menos original de esta segunda ruta… pero su sabor, eso es otra
cosa. “Empezamos con 250 tapas el primer sábado y hemos ido subiendo cada día,
hasta superar las mil tapas el día 6. Aunque somos varios echando una mano, la
verdad es que a partir de las 7 de la tarde a veces es imposible atender a
tanta gente como se acerca. El problema y el secreto de nuestro éxito es que, aunque
tengamos cocinada de madrugada la materia prima, nuestra tapa se elabora en el
momento y eso es agotador”.
Pasado el 7 de septiembre, día del toro por excelencia
y en el que se pensaba que no habría público para otras actividades —una nueva
apreciación errónea: esta ruta es capaz de acabar con todos los tópicos y
tradiciones: también los bares y restaurantes que sirvieron tapas ese día tenían
la barra llena—, quedan apenas 48 horas para que la 2ª Ruta de la Tapa finalice.
Coincide además en fin de semana y la mayor parte de
los restauradores de Puçol han tenido que hacer acopio de material a última
hora: más de uno ya hizo corto el primer fin de semana y no quiere que la
historia se repita. Eso sí, no se te ocurra intentar comprar chistorra, huevos
de perdiz, cebollas o muchos otros productos este fin de semana: las
existencias en los proveedores están agotadas.
Si ya llevas un buen número de bares y restaurantes
sellados en tu carnet rutero, recuerda: cuantos más deposites más posibilidades
tienes de ganar alguno de los premios que la Agrupación de Peñas sortea entre
los participantes, y que entregará en octubre, durante su semana de fiestas.
Y si aún no sabes lo que es el carnet rutero ni has
probado ninguna de las 51 exquisitas tentaciones que te ofrecen en Puçol, por 1,95
euros la tapa y la bebida, la verdad es que no tienes ni idea de lo que es degustar
las fiestas a fondo.
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