Instante de la presentación del estudio ?Todos somos todos. Derechos y Calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y mayores necesidades de apoyo?El Estudio “Todos somos todos”, que apoya plena inclusión
Comunidad Valenciana, analiza la situación de las personas
con mayores necesidades de apoyo, y aquí incluimos a
aquellas que, debido a su grado de discapacidad, necesitan
de otra persona para realizar funciones básicas de la vida,
como comer, asearse, desplazarse o comunicarse. Este Estudio
se basa en el análisis de los únicos datos públicos que
existen: las encuestas sobre discapacidad realizadas por el
INE en 1999 y 2008, así como la Base Estatal de Datos de
Personas con Discapacidad del IMSERSO (BEPD). Según estos
datos, en 2008, el total de personas con discapacidad
intelectual profunda o severa (denominado así por las
citadas estadísticas) ascendía a 63.610, alcanzando un
nivel de prevalencia sobre el tal de la población del
0,16%.
Pese
a ser un pequeño grupo respecto de la población general, las
personas con discapacidad intelectual con mayores
necesidades de apoyo precisan de un amplio abanico de
recursos tanto económicos como humanos.
La
población con discapacidad intelectual con mayores
necesidades de apoyo se ve incrementada en un 44,2% en 2008
frente a 1999, lo que en términos absolutos se traduce en
que en el 2008 habría, residiendo en hogares, 14.413 más que
en el año 1999.
El
incremento de la esperanza de vida, podría, en parte,
justificar esta mayor presencia de personas con mayores
limitaciones, dato que confirma la BEPD, que indica que en
los últimos 15 años se ha incrementado un 3% el número
de personas con discapacidad intelectual mayores de 65
años: en el 2014 hay un 7,9% frente al 4,9% del año
1999. Los datos parecen indicar una mayor longevidad de
estas personas, pero es necesario contar con registros de
mortalidad específicos que permitan establecer
aproximaciones poblacionales que se basen en criterios
demográficos.
Como
resultado de los datos que desprende el Estudio lo más
destacado es la situación de exclusión de estas personas, a
las que se les priva de sus derechos: la falta de
acceso a la educación (apenas el 6% dispone de
estudios primarios completos) o al empleo (el 96% se
encuentra inactivo). Los resultados de la investigación
tienden a indicar que las personas con discapacidad
intelectual y mayores limitaciones participan en menor
número de actividades y de forma más pasiva. Para eliminar
los escenarios de exclusión hay que repensar los apoyos que
reciben.
En
cuanto a sus relaciones sociales, el 60% de las personas con
discapacidad intelectual y grandes necesidades de apoyo
tiene pocas o ninguna oportunidad para hacer nuevas
amistades.
Los
tipos de ayudas recibidas por estas personas se centra en
atención residencial (32,4%), Servicios de Centro de Día
(28,2%) y prestaciones económicas para el cuidado del
entorno familiar (27,7%).
Es
significativo que el 49,5% de las personas con
discapacidad intelectual con grandes necesidades de apoyo
presentan un estado de salud malo o muy malo, frente
al 34,7 de aquellos con discapacidad intelectual moderada.
Atendiendo
a los datos del BEPD y el SAAD, se observa que las
alteraciones de la conducta están presentes en gran parte
del colectivo con discapacidad intelectual.
El
98,6% precisan de cuidados personales, siendo estos
proporcionados por la familia en el 95% de los casos y
los consideran insuficientes en uno de cada tres casos
(34%). Reciben un promedio de 111 horas semanales de
cuidados personales, frente a las 71 horas que recibe las
personas con discapacidad intelectual moderada o leve.
Las
personas que ofrecen estos cuidados, en su mayoría
familiares, han visto deteriorada su salud y calidad de
vida debido a este motivo: un 54,7%,
frente al 31,6% de aquellas personas que cuidan a personas
con discapacidad moderada y un 28,4 los de leve.
De
acuerdo con todo lo señalado, y para evitar esta preocupante
situación de exclusión social, la atención de las
necesidades de las personas con discapacidad intelectual con
grandes necesidades de apoyo debe constituir una prioridad
en la agenda social del gobierno y se deben homogeneizar el
proceso de valoración de la dependencia y prestaciones en
cada comunidad autónoma.
Plena
inclusión tiene un firme Posicionamiento sobre las
Personas con Grandes Necesidades de Apoyo, que exige
unos mínimos irrenunciables, para que puedan vivir conforme
a un proyecto vital elegido y que puedan disponer de los
recursos necesarios para desarrollar su proyecto de vida,
evitando situaciones de pobreza y exclusión social.
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