Mª Carmen Contelles. //EPDA La próxima cita electoral del 26 de junio, coincide temporalmente con el primer año de gestión tras las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Es por tanto un buen baremo para calibrar y evaluar las tendencias y comportamientos de las diferentes amalgamas de intereses que han copado la mayoría de municipios de nuestra comarca, el Camp de Túria.
La verdad es que haciendo un repaso a lo sucedido en muchas poblaciones de la comarca en este periodo desde junio de 2015, el panorama es bastante desolador. Lamentablemente los vecinos de nuestra comarca ven como en muchos de su municipios, se repiten los patrones que sus hermanos mayores en instituciones como la Generalitat o la Diputación de Valencia, están reproduciendo un día sí y otro también, conflictos de intereses que ralentizan la gestión y perjudican los intereses generales.
El tan cacareado "Gobierno a la Valenciana" no es más que un concepto vacío, una etiqueta publicitaria que esconde la inoperatividad, la desorganización y la institución del concepto "que hay de lo mío" como brújula de gestión. Los intereses propios de cada socio de gobierno, intentan imponerse al resto, porque no hay un proyecto real de gestión común, lo único que une a estas formaciones, tripartitas, cuatripartitas o ensaladas de siglas al frente de diferentes municipios de nuestra comarca es que no gobierne el Partido Popular.
Los intereses de nuestros vecinos, la prosperidad de nuestras empresas o incluso la cohesión de la comarca se han quedado a un lado. Hemos perdido un año, entre intentar ponernos de acuerdo, colocar a los nuestros y aprovechar la inercia de la gestión anterior del Partido Popular.
Recogiendo las impresiones de vecinos de toda la comarca, en todas las conversaciones sale a la palestra la misma casuística: el intento de borrar el pasado presentando como pioneras las iniciativas que durante años han desarrollado los gobiernos municipales del Partido Popular. Intentan revestir de descubrimiento los servicios y propuestas implantados por anteriores corporaciones, llegando en algunos casos al absurdo. Vemos como las distintas coaliciones demuestran una preocupante falta de iniciativas propias y un excesivo gusto por el artificio.
Desgraciadamente no hay propósito de mejora, todo se reduce a cambiar el nombre de las cosas que ya se hacían para que no suene a lo anterior. Esta carencia por mejorar lo esencial, unida a la obsesión por que todo lo anterior parezca nuevo, conlleva que los esfuerzos se pierdan en los detalles superficiales, la apariencia y los codazos por quién se hace la foto. Una batalla de egos donde perdemos todos: vecinos, empresas y administraciones.
Pese a ser el partido más votado en muchas poblaciones de nuestra comarca en las pasadas elecciones municipales, el frente antipopular ha ido conformando gobiernos que en tan sólo un año han demostrado graves signos de inestabilidad y la epidemia suma y sigue. Casos como L'Eliana, Llíria, Bétera o San Antonio de Benagéber son ejemplos de que estos pactos dejan de un lado a los vecinos y transforman la gestión municipal en reproches, tiras y aflojas partidistas, en muchos casos por competencias, sueldos e influencia para sus allegados.
En otros casos como Riba-roja, la Pobla de Vallbona o Vilamarxant, nos encontramos con equipos de gobierno que ni son equipos ni gobiernan. La figura de un socio dominante y el miedo de los socios minoritarios a perder las prebendas conseguidas, está llevando a estos municipios a ralentizar la gestión y convertir estas localidades en meras gestoras de subvenciones, sin iniciativas propias o reivindicaciones ante la Generalitat. Frente al lema de rescatar personas, se impone el auto-rescate, el silencio administrativo y la gestión en piloto automático.
Gestionar implica tomar decisiones, tener iniciativa, luchar por los intereses de los vecinos. Pero más allá de los gestos, de los titulares de prensa, nos encontramos con el vacío y corporaciones municipales que miran de reojo sus nóminas y las instrucciones de sus partidos en Valencia, mucho ruido mediático y pocas nueces.
Frente a este panorama de inestabilidad y parálisis, los municipios gobernados por el Partido Popular aportan estabilidad, gestión y no malgastan esfuerzos en guerras internas que nada interesan a nuestros vecinos, que lo único que necesitan es que sus administraciones más próximas se preocupen por mejorar su calidad de vida.
Pero Benaguasil, Pedralba, Casinos y Domeño, gobernadas por el Partido Popular, están sufriendo los conflictos de intereses que se viven en las instituciones superiores, Generalitat y Diputación. Especialmente dramático es el caso de Pedralba, donde la pugna política Compromís-PSPV, ha paralizado la variante sur tras ser aprobada, licitada y adjudicada. Los egos y el partidismo de Compromís son capaces de tirar a la basura los 800.000 euros invertidos, mientras el PSPV es incapaz de imponer el sentido común e iniciar las obras de un proyecto con todos los informes favorables y con la Declaración de urgente ocupación aprobada por el mismo Consell que la paraliza.
Municipios de interior como Domeño, ven como las entidades financieras abandonan las localidades, con el consiguiente perjuicio para vecinos y empresas que deben desplazarse para acceder a un servicio de primera necesidad. Esto obliga a los ayuntamientos a tener que aportar recursos económicos para mantener el servicio en sus poblaciones. Pese a que el Partido Popular presentó en la Diputación el pasado mes de febrero, una moción para respaldar a los municipios de interior ante esta problemática y se instaba a la Generalitat a colaborar, a día de hoy, tras las buenas palabras nos encontramos sin hechos palpables, sin medidas concretas.
Desde el Partido Popular estamos aportando en cada municipio, desde el gobierno o la oposición, iniciativas encaminadas exclusivamente a lo prioritario: nuestros vecinos. Reivindicaciones populares como el transporte público al Hospital de Llíria o resolver el recorte drástico a programas como la Dipu te Beca, son rechazadas o ignoradas por aquellas formaciones que propugnaban lo social y desgraciadamente no ven más allá de su interés particular.
Nuestros municipios son un reflejo hoy de lo que puede suceder mañana a nivel nacional, frente a la gestión, la estabilidad y la valentía para tomar decisiones del Partido Popular, el frentismo, el interés particular y la parálisis.
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