Rosa Baixauli. EPDA Los Servicios Sociales de Atención Primaria están operativos en esta lucha contra la pandemia del COVID-19, desde el minuto uno. En primera línea de batalla los sanitarios e inmediatamente después los servicios sociales, precisamente porque “son servicios esenciales para atender las consecuencias sociales de la enfermedad” y porque, en las actuales circunstancias, la atención a las personas y las familias más vulnerables hace imprescindible el trabajo de los profesionales de los Servicios Sociales de Atención Primaria, que operan en todos los municipios, de una forma directa, de proximidad, equitativa y objetiva, a través de la red pública de atención primaria, formada por trabajadores y trabajadoras sociales, educadores y educadoras sociales, psicólogos y psicólogas y otros/as profesionales se está realizando un trabajo de apoyo y acompañamiento a muchas personas que a consecuencia de la pandemia han visto sus vidas duramente golpeadas, no solo la enfermedad ha terminado con la salud física de miles de personas, sino que también ha destruido la vida en cientos de miles de hogares.
No dejar a nadie en el camino, significa un trabajo titánico para las y los trabajadores de servicios sociales. Porque también están en activo para el seguimiento de los programas de intervención familiar y especialmente ante cualquier situación de desprotección, maltrato o violencia de género que pudiera producirse en estas circunstancias de aislamiento preventivo en la que se encuentran muchas familias en situación de riesgo, hay que resaltar la importancia de los profesionales sociales en la comunicación y el apoyo a las familias que tienen a personas mayores en residencias y hospitales, que están viviendo esta situación con mucha preocupación”.
Se ha intensificado el seguimiento y el apoyo de las personas que viven solas o son usuarias del Servicio de Ayuda a Domicilio, que se ha seguido prestando con algunos ajustes originados por las medidas preventivas para evitar situaciones de contagio.
La autonomía de las personas, ante una situación psicológicamente muy difícil, es una necesidad, ya que se une la enfermedad con el desempleo, es muy importante en este momento, la tramitación de la RVI, y próximamente la renta vital del estado, son imprescindibles para garantizar la autonomía personal.
Sin dejar de prestar atención personalizada, de recabar información, baremar y conceder ayudas, todo bajo un paraguas administrativo que garantiza la igualdad entre la ciudadanía y que supone debido a la urgencia una carga de trabajo excepcional. Los ayuntamientos deben proporcionar el personal suficiente para garantizar estos servicios, sin medios y con la administración medio paralizada.
A los y las profesionales de servicios sociales nadie les aplaude a las 8, pero si les pide más rapidez, más respuesta y más profesionalidad que nunca. La supervivencia de muchas familias depende de su trabajo. Vimos a los profesionales sanitarios al borde del colapso. No deberíamos dejar que esto pase en los servicios sociales.
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