Jaime Navarro /EPDA Sí, lo que el bueno del Fary largó en 1984. Que no tiene nada que ver con la célebre novela. Que sólo es otra simple casualidad o mera sincronía. Porque lo que importa, al menos a nuestra idolatrada Marquesa de Galapagar, también conocida por doña Irene Montero, ella siempre tan exquisita, es esto precisamente: cuáles eran las inextricables cogitaciones de tan añorado genio patrio...Perpetradas en aquellos locos 80, cuando muchos apenas cumpliamos los veinte años.
Porque, como a ustedes se podrán imaginar, lo del precio de la luz, de la cesta de la compra, o de la bombona de butano, a nuestra aristocracia se la trae al fresco. Hasta que a Putin se le " escape" un misil con destino a Benidorm... ahora que al pobre no le dejan gozar siquiera de su maravillosa villa en Altea. Pues seamos realistas: qué aquí lo que manda es la actualidad. Y qué más presente que el
pensamiento universal de nuestros reputados intelectuales. Que como todo lo eterno o lo clásico no se pueden expresar mejor... y que sin duda ganan valor al discurrir de los años. Por eso y si todavía no las conocen, consulten, consulten en Internet, sus sublimes máximas: pinchando, "fary, el hombre blandengue"...
Tanto es así que tales enseñanzas intemporales, han conmovido sobremanera a nuestra divina marquesa, tan sensible ella y tan atenta siempre a todo lo que huela a cultura, por lo qué naturalmente ha querido invertir más de dos millones del ala de su providencial Ministerio de Igualdad, en difundir "urbi et orbi" este original ideario; lamentablemente ya casi caído en un execrable olvido, de nuestro tan afamado autor, popularmente conocido por el Fary.
Sirva hoy mi humilde y rendida pluma simplemente para reconocer esta encomiable labor. Y para reivindicar frente a tanto pesimista y agorero, la insustituible y ardua ejecutoria de tan magno Ministerio de Igualdad, qué como vemos haciendo gala de todo un ejercicio de memoria democrática, hoy tan necesario, rescata del oprobio aquellas doctrinas que por su indudable vigencia han de ser conocidas y convenientemente analizadas por las nuevas generaciones.
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