Fachada de una sucursal del banco Santander. EFE/FERNANDOBIZERRAJR/Archivo El Juzgado de Primera Instancia nº3 de Castellón ha acogido hoy el
juicio por el que Francisco Guerrero, el hombre que ganó 6 millones de
euros en la Bonoloto y perdió todo tras invertirlo en el Banco
Santander, reclama a la entidad bancaria unos 163.000 euros para sí y
sus hijos en concepto de daños y perjuicios.
Después de 14 años
de periplo judicial y de haber ganado dos juicios, este castellonense
sigue en una situación económica precaria y con serios problemas de
salud.
Además de la indemnización para Guerrero, en este juicio,
que ha quedado visto para sentencia, se reclama también otros 46.675
euros para una de sus hijas y 69.591 euros para otra, ya que el
perjudicado invirtió parte de lo ganado en la lotería a nombre de sus
hijos pero en el mismo tipo de productos financieros tóxicos, por lo que
también lo perdieron todo.
En el escrito de demanda, la
representación jurídica de Francisco Guerrero pide una acción de
"responsabilidad contractual por incumplimiento del contrato de
asesoramiento financiero e indemnización de daños y perjuicios derivados
de dicho incumplimiento contractual".
En 2007, Francisco
Guerrero, sin estudios y "totalmente ignorante en cuestiones
financieras", invirtió 6,5 millones de euros en el Banco Santander en lo
que creyó que eran depósitos a plazo fijo sin riesgo pero en lugar de
eso contrató productos tóxicos de alto riesgo, que no solo le hicieron
perder todo lo invertido, sino que le generaron deudas.
No fue
hasta 2009 cuando supo que había perdido todo, ya que Guerrero, albañil
de profesión, siguió trabajando sin "tocar un euro" de lo ganado, y a
raíz de una dolencia en la rodilla fue a extraer 30.000 euros al banco y
le dijeron que no tenía nada.
Guerrero ha explicado a EFE que
está "destrozado" después de tantos años de lucha en los tribunales, ya
que, pese a que le han dado la razón en dos ocasiones y han condenado al
banco a pagarle 1,2 millones de euros a él y otros 1,2 a sus hijos, las
deudas generadas por los productos tóxicos se han llevado todo lo
recuperado.
Ahora, en tratamiento psiquiátrico y con unas
secuelas importantes en la rodilla, de la que no se pudo operar hasta
muchos años después, vive en su casa de Artana de "okupa", ya que en
alguna de esas operaciones la hipotecó y no ha podido hacer frente al
pago de las cuotas.
El banco, ha asegurado, "ha destruido mi
vida" y ha indicado que se siente víctima de un "robo y un engaño" y ya
no tiene "ánimo para luchar", aunque su entorno y su psiquiatra le han
animado para que "aguante" hasta la próxima cita judicial, del 5 de
marzo, en la que reclama más de 2 millones de euros por otra parte de
las inversiones realizadas y que también perdió.
Las dos
sentencias judiciales falladas en favor de Guerrero reconocen que ni él
ni sus hijos tenían "experiencia que determine su conocimiento de los
diferentes productos financieros, más al contrario, son clientes sin
conocimiento alguno que ante una nefasta experiencia con otra entidad,
acuden al Santander, llamando la atención que la demandada no pusiera
mayor cuidado en las inversiones asesoradas a la vista del perfil y
experiencia de los inversores".
En esas dos sentencias los
tribunales reconocieron que el afectado "no tenía conocimientos
financieros de ningún tipo, ni actividad profesional relacionada con el
sector financiero o de inversión".
La representación legal del Banco Santander, consultada por EFE, no ha querido hacer declaraciones sobre el proceso.
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