El día 8 se convierte en una ofrenda de fuego a la patrona de la localidad. FOTO: EPDA.
Vicente Alcácer, vecino
de Puçol, es el responsable oficial desde hace más de siete años de la
pirotecnia utilizada en las fiestas patronales y populares. Todo un profesional
de la pirotecnia que además se ha encargado de los espectáculos pirotécnicos de
las Fallas de este año.
Casi todos los actos
vienen acompañados de material explosivo para dar más movimiento y color a la
fiesta y por otra parte recordar el comienzo de cada uno de los actos, pero el
gran día del fuego es sin duda el día 8 en la cual prácticamente todos sus
actos vienen acompañados de material explosivo.
El día empieza con el disparo de tronadores
seguida de una despertá a cargo de los festeros jóvenes de Puçol. A las 12:00
horas se realiza la solemne misa concelebrada que finaliza con el disparo de
una traca por la calle de Sant Joan. “Una
traca que se disparaba antiguamente y que finalizaba con una mascletá en la
plaza de la iglesia” comenta Vicente
Alcácer, el pirotécnico.
En la procesión se
efectuó el disparo de varios castillos de caja china profesional anunciando la
salida de la Mare de Déu y la entrada de toda la comitiva, que recorre el casco
antiguo de Puçol junto a su patrona, en la iglesia Santos Juanes. Unos
castillos en el que se producen unos 1500 disparos en menos de dos minutos. “A pesar de que son de menos calibre, son
impresionantes y dignos de ver, la pena es que es un castillo al cual la gente
no acude, solo lo ven los que asisten a la procesión”, afirma Vicente
Alcácer.
Al finalizar la
procesión se realizó un castillo encima del campanario y en el cual Vicente
Alcácer utilizó chorros de titanio con vengalas rojas y una caja china que dejó
anonadados a todos los que se encontraban presentes. “Un castillo muy llamativo a pesar de las pocas posibilidades que tenía
por la limitación del espacio del campanario”.
La noche del día grande,
el día en honor a la patrona finaliza con el disparo de un castillo de fuegos
artificiales que contenía 40 kg de pólvora y con un golpe final de 80 carcasas. “Este año el castillo fue diferente, ya
que los festeros querían un castillo rápido, para mi gusto más rápido de lo que
tocaba, pero sin duda sensacional” concluyó Vicente.
Un castillo que alumbró
el cielo de Puçol con miles de colores, un cielo colorista y a la vez grandioso
de una localidad que estos días está unida, una localidad que año tras año le
rinde homenaje a su patrona.
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