El polideportivo de la localidad, desde
principios de julio, lleva sirviendo cada día a una media de veinte niños, un menú de dos platos y
postre acompañado por una serie de actividades que ayudan a su integración
social durante las dos horas que permanecen en el comedor.
Esta iniciativa, puesta en marcha por la
Diputación de Valencia, se ha
canalizado en Puçol a través de los colegios públicos de la localidad, donde
las familias interesadas en el comedor pudieron acceder a la información para
poder apuntar a sus hijos a esta actividad.
Los niños y niñas que acuden al comedor de
verano tienen entre tres y doce años, y cumplen un protocolo diario que se
inicia con su llegada a las 13 horas, comenzando las actividades previas a la
comida, basadas en el deporte, la colaboración y el compañerismo. Tras media
hora de juegos, crean filas para realizar las actividades higiénicas correspondientes
que las monitoras y voluntarios controlan.
A las 14 horas, comienza la comida en el
bar del polideportivo mientras son controlados por los monitores; hasta las
14’30 horas, cuando recogen sus platos y acuden a las actividades organizadas
tras la comida, con las cuales tratan de relajar a los pequeños y permiten una
buena digestión (pintar, contar cuentos, actividades de relajación, etc.).
Finalmente, a las 15 horas, los padres
acuden al polideportivo para recoger a sus hijos y con ello, finaliza la
jornada. Dos horas en las que, según las monitoras Ana de Diego, Elena Margaix y
Maite Miret: “Hacemos disfrutar a los
peques con actividades deportivas y colectivas, ayudamos a que no perciban la
situación en la que se encuentran, y sobre todo, nos aseguramos de cuidarlos y
de que tengan una buena nutrición”.
Esta actividad se prolongará en el mes
de septiembre gracias a la ayuda de voluntarios como Marcos Piquer y Beatriz
Ferriols, que sustituirán a las monitoras que finalizan su beca a finales
de agosto, para conseguir durante un mes más que tanto adultos como los más
pequeños sigan disfrutando de esta acción dedicada a todos aquellos que la
necesitan.
Monitores del comedor de verano en Puçol. Foto: EPDA
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