Un
estudio elaborado por LA UNIÓ de Llauradors revela que los campos de
cultivo abandonados en la Comunitat Valenciana crecen de forma
alarmante y en el caso de los cítricos se han duplicado en el
transcurso del último año como consecuencia de la pérdida de ingresos,
según los datos del Ministerio de Medio Rural.
Primero
comenzó el progresivo abandono de tierras en zonas de interior pero
ahora la cosa se generaliza y se traslada al litoral. Si en los últimos
cinco años el porcentaje de desaparición del campos de cítricos sobre
el total de la superficie era del 4%, durante el último año la cifra se
eleva ya al 8% debido a la disminución de los ingresos como prueba que
los citricultores hayan dejado de ingresar 460 millones de euros en
esta campaña. También decrece de manera destacada la superficie de
cultivo de hortalizas, frutales, viñedo; únicamente se mantiene sin
variación de los cultivos relevantes y tradicionales la superficie de
olivar. El informe de LA UNIÓ destaca que el fenómeno de campos
abandonados aparece ya en todas las comarcas y en algunas es aún más
grave si cabe.
Del
informe se desprende que los campos abandonados no sólo constituyen un
problema medioambiental o paisajístico, algo que ya de por sí es grave,
sino que además suponen un serio problema económico para los
agricultores que poseen sus parcelas al lado.
Existen
una serie de efectos de este abandono como es el aumento de conejos o
jabalíes que provocan cada vez mayores daños, de caracoles y hormigas;
pero también los terrenos abandonados actúan como reservorio de plagas
y vivero de malas hierbas. En este último aspecto los agricultores
afectados han debido efectuar por una parte un mayor número de
tratamientos con herbicidas y productos más agresivos y por otra
tratamientos con insecticidas y acaricidas. Sirva como ejemplo que
sobre todo en los campos abandonados de cítricos han proliferado la
aparición de malas hierbas o plantas invasoras.
Otra
de las consecuencias de los campos abandonados es la propagación de
incendios a través de los mismos pues no se debe olvidar que un terreno
cultivado actúa de cortafuego pero otro yermo es un foco potencial de
propagación del fuego.
Para
Ramón Mampel, secretario general de LA UNIÓ, señala que “el nuevo
Gobierno de la Generalitat debe afrontar rigurosamente este serio
problema porque la mancha marrón que forman los campos abandonados se
extiende ya sin freno por toda la Comunitat Valenciana”.
Mampel
añade que “o se hace un plan de salvación, con medidas que lleguen a
los agricultores que son los garantes del territorio, o dentro de unos
años el paisaje agrario que posee una amalgama de colores según la
época y con mucho verde, va a pasar a ser completamente pardo en poco
tiempo”.
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