Amparo Folgado. /EPDA Entrados ya en noviembre, y a una semana escasa del viernes 25 de noviembre, nos encontramos en los albores de la celebración del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, un día que, aunque suene a tópico, lamentamos tener que celebrar otro año más, puesto que es síntoma de que esta lacra que persigue a demasiadas mujeres sigue todavía presente en su día a día. Un día que ansiamos no tener que celebrar nunca más, o que podamos convertirlo en un día para conmemorar que la sociedad ha acabado con esta deleznable situación. Con este día debemos recordar que, a pesar de la lucha incansable por igualar en oportunidades a hombres y mujeres, en muchos lugares, los derechos para las mujeres están retrocediendo.
Países como Afganistán donde, desde agosto de 2021, se ha vuelto a reinstaurar un régimen talibán, arcaico y represivo, las mujeres han visto como todos sus derechos, incluso el más alienable de todos como es la vida, han sido eliminados, dejándolas como un mero objeto desprotegido e irrelevante, incluso estando por debajo de los animales en derechos y garantías. Día tras día conocemos como las mujeres en Afganistán van reduciendo su papel, si es que a día de hoy aún se lo permiten los talibanes, en la sociedad afgana, reduciendo cada vez más su espacio al ámbito doméstico donde, para nada, están seguras tampoco.
Aunque la situación para nada es esperanzadora y no da motivos para esperar un cambio en ningún plazo, en otros lugares del mundo, la sociedad está cambiando y reclamando el lugar que se le niega a la mujer. Es el caso de Irán, donde las protestas y movilizaciones a raíz del asesinato, a manos de la policía del régimen islamista, de una joven por llevar mal colocado el velo, están haciendo temblar los cimientos del régimen autoritario de los ayatollah, que también concibe a la mujer como un objeto. Estas protestas, en pro de las mujeres, pretenden la vuelta al régimen de derechos y libertades anterior a 1979, previo a la revolución islámica, es decir, volver atrás para vivir mejor.
Estamos en un momento crucial a nivel histórico, donde muchas de las batallas que a día de hoy se libran por los derechos de la mujer, determinarán la igualdad de todos, hombres y mujeres, en las próximas décadas en el orden internacional, y que pueden suponer la erradicación, o permanencia, de las desigualdades jurídicas, que existen todavía en muchos países, entre el hombre y la mujer. El instante de la historia en el que podemos dejar atrás sistemas propios de siglos pasados y avanzar hacia la tan ansiada y merecida meta: la verdadera igualdad jurídica de todos los ciudadanos.
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